Esteban Cortés Rojas

<>Contradicciones brutales y corrupción, cotidianas en la 4T <>Nada nuevo dijo Toledo <>Bueno exigir uso de cubrebocas <>El Congreso debe pensar en la salud pública

 

Se armó un alboroto -otro- por el dicho de Víctor Toledo, titular de Semarnat, en cuanto a que no existe la cuarta transformación (como se autodefine el gobierno de López), porque a su interior es un desmadre de contradicciones y corrupción. En un audio que circula profusamente en redes sociales, se escucha a Toledo explayarse; es extenso, pero bien se puede sintetizarse en una frase suya: “no debemos idealizar a la 4T, es un gobierno lleno de contradicciones brutal’. En ese contexto les tupe al jefe de la oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, al secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos y la secretaria de Energía, Rocío Nahle. En el audio Toledo narra cómo se máquina para, por ejemplo, bloquear una planta cervecera (pese a la gran inversión en dólares y la creación de miles empleos ahora frustrados, de cuyo bloqueo se limpió López con una “consulta”); para un gran negocio ganadero gringo en el cual se comprarían muchas parcelas de tierras ejidales en Estados del Sureste. Pero Toledo no dijo nada que no se supiera: la 4T es una olla de grillos y ratas que ya habían denunciado en sus renuncias del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, del exdirector del IMSS, Germán Martínez y la antecesora del proprio Toledo, Josefa Blanco.

Contradicción brutal en la 4T? Pero como nó, pues en el discurso cotidiano se dice una cosa pero se hace otra: el rollo favorito de López es contra la corrupción, pero la del pasado porque del presente (abanderado es Barttlet), nada quiere saber. Otro tema cotidiano es la austeridad, renglón en el que suceden cosas tan ridículas como que los empleados del gobierno tengan que llevar el papel sanitario a sus centros de trabajo o que los jefes deban dar “voluntariamente” un porcentaje de su sueldo; mientras, López compra estadios de béisbol, regala dinero a países centroamericanos o lo derrocha en proyectos inútiles como el tren maya, una refinería y un aeropuerto.

En eso de las contradicciones brutales, renglón especial merece la “coordinación” contra el coronavirus, donde ha sido imposible que el presidente López se ponga cubrebocas; y no lo hace porque sabe que sus seguidores lo imitarán, lo que encaja en su cálculo de que la pandemia cayó como anillo al dedo, expresión equivalente a que es bueno que muera la mayor cantidad posible de gente para beneficio de su proyecto empobrecedor, tesis reforzada por el mismo López cuando dijo que para evitar ser secuestrado nada mejor que ser pobre porque “se secuestra al que tiene”.

Nada nuevo dijo Toledo.

La iniciativa de Ley presentada por el gobernador Ignacio Peralta al Congreso propone, entre otras cosas, el uso obligatorio del cubrebocas como medida de prevención para evitar la propagación del Covid. La obligatoriedad sería para todo el que use espacios y transporte públicos, así como medidas para uso, retiro y desecho del cubrebocas con el propósito de salvaguardar la salud pública en cuanto al Covid.

Debe usarse el cubrebocas obligatoriamente para evitar la propagación del coronavirus, aunque el presidente López no lo use y Hugo López-Gatell diga que no hay evidencia científica que pruebe que sirva, pues es un hecho que la mascarilla es eficaz para no contraer (quienes no tengan Covid) y no contagiar (quienes lo tienen). Estados Unidos, primer lugar mundial por muertes de Covid-19; segundo Brasil; tercero México y cuarto Reino Unido. ¿Qué tienen en común los presidentes Trump, Bolsonaro, López y Johnson? Que ninguno usa cubrebocas; por eso el incluso Bolsonaro se ha contagiado más de una vez. En México, cuando mucha gente ve que el presidente no usa cubrebocas y dice que no lo usará hasta que se acabe la corrupción (como si una cosa tuviese que ver con la otra), no sorprende que la mayoría de sus seguidores lo imiten con el riesgo que representa a su salud.

Peralta ha dicho preferir que lo tilden de exagerado en medidas para evitar el contagio masivo, a ser recordado por haberse cruzado de brazos y por ello mueran miles de personas.

La obligatoriedad del cubrebocas no debe alarmar. En la medida que se utilice y disminuyan los contagios, más rápido saldremos la pandemia. Sin sanción, se persiste en algo indebido; con sanción, se evita.

Al analizar la iniciativa el Congreso deberá velar por la salud de los colimenses antes que dejarse llevar por quienes buscan que le vaya mal al gobernador en creencia de que en la misma medida a ellos les irá mejor… ¡Arrieros somos!