Esteban Cortés Rojas

 

>Otra temporada de video-sketch >La impunidad seguirá reinando >Desquite político, raja electoral y distraer, la finalidad

Los videos de corrupción que protagonizan Emilio Lozoya y una docena de actores políticos ni son nuevos ni, como se dice, son un “escándalo”. Y lo peor: no se llegará a acciones legales contra los involucrados y la impunidad seguirá reinando. Muy bueno sería que esta vez se investigara en serio y se llegara a las últimas consecuencias castigando a los que se tenga que castigar, pero no se ve que vaya a ser así.

Lozoya ha denunciado que la empresa brasileña  Odebrecht corrompió a Juan Cuerdas y confiesa que lo hizo con su ayuda, pero “aclara” que él participó bajo presión y fue “instrumentalizado”. En la denuncia por escrito que se filtró, detalla fechas y montos y no omite decir que dejó para sí parte de las jugosas partidas de dinero en dólares.

Como de costumbre, todos los involucrados por Lozoya han dicho, en distintos tonos, que el denunciante miente, que es falso y hasta se hacen ofendidos y advierten que contrademandarán para que cada quien quede en su lugar. Faltaba más.

Mucho se teme que, esta vez, con este sketch en video y con la denuncia ante la FGR, suceda lo que en años no muy lejanos cuando hubo otra temporada de videos que terminó como si nada, cuyos protagonistas hoy gozan de cabal salud y se hacen pasar por gente honorable, adalides de la honestidad y enemigos mortales de la corrupción y de la impunidad.

En marzo del 2004, en el noticiero televisivo El Mañanero (de Víctor Brozo Trujillo) se exhibió un video en el que René Bejarano (en ese tiempo diputado perredista) recibió miles de dólares del empresario Carlos Ahumada. Por las mismas fechas, el también perredista y por ese tiempo Secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal (que encabezaba AMLO), Gustavo Ponce Meléndez, apareció en video apostando en un casino de Las Vegas. Por esos días también, otro video involucraba al delegado en Tlalpan, Carlos Ímaz, recibiendo dinero de manos del predicho Carlos Ahumada. Imaz era distinguido perredista.

A la fecha, Bejarano -esposo de la diputada federal Dolores Padierna-, anda  meneándole al proyecto de nuevo partido denominado Redes Sociales Progresistas. Imaz, por su lado, está algo perdido pero es esposo de Claudia Sheinbaum, mandamás de la CdeMx.

Otros célebres videos, éstos de 2017, presentaban a Eva Cadena Sandoval -excandidata de Morena a la presidencia municipal de Las Choapas, Veracruz-, recibiendo un dineral presuntamente para la campaña del hoy presidente López.

Los casos de Bejarano e Imaz ocurrieron en tiempos en que era presidenta del PRD Rosario Robles y jefe de gobierno del DF (surgido de ese abanderamiento) el actual primer mandatario.

Se ha visto que el video de Lozoya que no pasa de ser divertido sketch -en los que no se ve quien entrega el dinero ni se dice para qué-, ha sido manoseados de la manera más torpe y no se duda que a propósito se haya violado la secrecía que impone la investigación judicial lo que es una irregularidad que amerita descalificarlos como pruebas. Igual ocurre con la denuncia por escrito de Lozoya que ha sido filtrada a los medios públicos, razón más que suficiente para invalidar lo que en ella dice el denunciante. Ambas filtraciones -el video y la denuncia-, fueron realizadas a sugerencia del presidente López y habiendo estado en manos de la Fiscalía General de la República, ésta dice que no sabe ni cómo ni cuándo ni quien las filtró. De risa loca.

Lo que sí es claro es que los videos llevan varios propósitos: desquite político contra PAN y PRI; sacarles raja electoral a favor de Morena en el 2021 y ser distractor del fracaso de la 4T en la lucha contra el Covid -que ya llega a los sesenta mil muertos-; del desplome económico del país desde antes de la pandemia y el consecuente desempleo de millones de mexicanos; del derrumbe de Pémex; de la inseguridad y los muertos que ésta ha dejado (más que los del Covid); de la gran corrupción que sigue a galope tendido y, entre otras cosas, de las corretizas que en cada gira le ponen al presidente que, ante la situación de inconformidad en el país, tiene que refugiarse en los cuarteles militares.

Por eso digo que los sketchs de la nueva temporada de videos no tienen traza de terminar en actos de justicia.

MESON.-  A la palabra de un pillazo confeso como Lozoya, solo le daría valor otro corrupto… ¡Arrieros somos!