La emergencia sanitaria por COVID-19 puede ser un factor estresante para algunas personas y generar emociones fuertes, tanto en adultos como en niñas y niños.

Al respecto, la psicóloga Fátima Guadalupe Barreto Barajas, adscrita a la Jefatura de Servicios de Salud en el Trabajo, Prestaciones Económicas y Sociales en la Oficina de Representación Colima del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), indicó que cada persona reacciona en forma diferente, pero atender el estrés permitirá a todos los integrantes de la familia fortalecerse emocionalmente.

Subrayó que el estrés es una respuesta a un cambio en la vida de las niñas y los niños; en pequeñas cantidades puede ser bueno, pero su exceso puede afectar la forma de pensar, actuar y sentir.

Se puede presentar en cualquier situación que requiera que un niño se adapte y puede ser provocado por cambios positivos, como comenzar una nueva actividad, pero se vincula con más frecuencia a cambios negativos, como una enfermedad o una pérdida.

Y ante la saturación de actividades o el exceso de ocio, así como los cambios causados por la emergencia sanitaria, es importante estar atentos a los signos y síntomas conductuales y emocionales que puedan presentar, comentó.

Barreto Barajas refirió que niñas y niños pueden responder al estrés de diversas formas, por ejemplo, con actitud dependiente, de preocupación, enfado, agitación o introversión; pueden presentar cambios en los patrones del sueño o mojar la cama durante la noche, adoptar nuevos hábitos o manías, que pueden considerarse como conductas regresivas, porque no van acordes a su edad.

 

Los niños más grandes pueden comenzar a mentir, agredir a otras personas o a desafiar la autoridad. Un niño estresado también puede tener pesadillas, reacciones exageradas a problemas menores y cambios radicales en el desempeño académico.

La psicóloga del IMSS afirmó que es muy importante que los adultos sean empáticos con los menores, una forma de hacerlo, es mostrarse comprensivos ante sus reacciones, escuchar sus preocupaciones y ofrecerles más amor y atención.

 

Aconsejó utilizar la comunicación asertiva, escucharlos sin distractores, como el celular y televisión, hablarles con amabilidad y tranquilizarlos; en la medida de lo posible, organizar momentos de juego y relajación, que sirvan de convivencia familiar saludable.

 

Sugirió mantener a las niñas y niños cerca de sus padres y familia, y evitar separarlos de las personas que se encargan de su cuidado. En caso de separación, por ejemplo, por hospitalización, es importante asegurarse de mantener el contacto frecuente a través del teléfono y ofrecer consuelo.

 

Recomendó mantener las rutinas y los horarios habituales en la medida de lo posible, o ayudar a crear otros diferentes en el entorno nuevo, en particular ahora con el regreso a actividades escolares, de aprendizaje y para jugar de forma segura y relajarse.

 

También es importante explicarles lo que ha pasado y cuál es la situación actual, dar información clara sobre cómo pueden reducir los riesgos de contraer la enfermedad.

 

Por las noches, antes de dormir, se aconseja practicar la lectura de cuentos e historias a las que puede agregar las conductas esperadas, valores, sentimientos de alegría y tranquilidad; emplear un masaje de relajación breve, así como ejercicios de respiración, que los prepararán para un descanso reparador.

 

Barreto Barajas llamó a los padres de familia a ser el modelo a seguir, poner el ejemplo en sus hijas e hijos, tomarse descansos, comer y dormir bien, además de ejercitarse.Re