*La idea fue identificar los efectos inmediatos del confinamiento en la población mexicana, justo después de que la Secretaría de Salud Federal hiciera la declaratoria de emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19.

 

El virus SARS-CoV2, causante de la enfermedad COVID-19, no sólo ha provocado cambios en la vida de las personas contagiadas, sino también en aquellas que perdieron su empleo, que han visto reducirse su salario y no tienen la certidumbre de saber qué pasará con la enfermedad o cuánto durará el confinamiento. Si bien pareciera que estos aspectos no son relevantes como el estar enfermo, el hecho es que se incrementaron los casos de depresión, ansiedad y estrés no sólo en la población mexicana, sino en la de todo el mundo.

 

Nadia Cortés Álvarez, egresada del doctorado en Ciencias Médicas y César Rubén Vuelvas Olmos, alumno del mismo doctorado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima, realizaron un estudio en mil 105 personas de los 32 estados de la república, con la idea de identificar los efectos inmediatos del confinamiento en la población mexicana, justo una semana después de que la Secretaría de Salud Federal hiciera la declaratoria de emergencia sanitaria.

 

Los resultados de dicho estudio: “Psychological Effects and Associated Factors of COVID-19 in a Mexican Sample” (Efectos psicológicos y factores asociados de COVID-19 en una muestra mexicana), publicado en la revista Disaster Medicine and Public Health Preparedness (Medicina para desastres y preparación para la salud pública), demostraron que el confinamiento sí tuvo un impacto alto y evidenció, al igual que la enfermedad de COVID-19, que la salud emocional no distingue edad o clases sociales, y se manifiesta de distintas maneras en cada persona.

 

Los jóvenes investigadores realizaron su análisis con instrumentos diseñados para medir la depresión, ansiedad y el estrés. Los resultados arrojaron que el 15.7% presentaba síntomas de estrés moderado a severo, el 22.6% presentó ansiedad de severa a moderada y el 19.8% informó niveles de estrés de moderados a severos. Entre los grupos de población que presentaron mayor afectación psicológica está el de las mujeres, el de personas de la tercera edad, los divorciados y las familias compuestas por más de dos hijos.

 

Las causas por las que las personas presentaron niveles altos de distrés psicológico (relacionado con factores como ansiedad, depresión, problemas de sueño y pérdida de confianza) y estrés fueron la pérdida del trabajo y que les redujeran a la mitad su salario; en cambio, quienes dijeron respetar las medidas de salud sugeridas, como el lavado de manos y el uso de cubrebocas, mostraron menos niveles de depresión, ansiedad y distrés psicológico; “esto significa que tal vez al tomar estas medidas, las personas se sienten más seguras, perciben un menor riesgo de contagio y psicológicamente están más tranquilas”, dijo Nadia Cortés.

 

A las personas estudiadas se les preguntó la cantidad de horas que estaban en sus casas; aproximadamente el 70% dijo que más de 16 horas y que sólo salían si tenían que ir al súper; “esto es importante porque el hecho de estar aislados, de dejar de hacer la rutina cotidiana nos detiene, nos hace sentirnos cansados, mal, o bien permanecer en alerta. Eso refleja el constante miedo de un contagio, que a su vez ocasiona lo que llamamos el distrés psicológico”, dijo César Vuelvas.

 

Otro parámetro analizado fue la confianza en la información. Aquí, los resultados demostraron que los mexicanos no confiaban en las pruebas que se estaban haciendo y tenían poca satisfacción de la información recibida, a pesar de que el gobierno federal da conferencias de prensa todos los días. Además, los encuestados dijeron que sus principales fuentes de información fueron Facebook y Twitter.

 

El 58% dijo no confiar en la información oficial; “este punto es importante, porque cuando el gobierno o las autoridades responsables no dan la información pertinente, es normal que las personas busquen información por otros medios: la familia, las cadenas que circulan en redes sociales, con lo que caemos en la desinformación, pero también este bombardeo de información puede generar estrés, porque ya no sabemos lo que es cierto o no”, comentó Vuelvas Olmos.

 

Estos resultados, dijeron, son similares a los obtenidos en otros países, sobre todo cuando se habla de las incertidumbres que ha traído consigo esta pandemia, como no saber si se está enfermo, si el sistema de salud podrá atender a la población y el miedo a morir.

 

“También hay que ser claros y decir que el estudio lo hicimos una semana después de la declaratoria de emergencia, cuando la cantidad de muertes y contagios era menor que la que tenemos en la actualidad. Entonces, es necesario seguir haciendo más estudios para poder contrastar si los efectos en la condición psicológica permanecen o han empeorado ahora que hay un mayor número de muertes, contagios y más tiempo en confinamiento”, agregó Cortés Álvarez.

 

De acuerdo con Nadia y César, la pandemia dejó ver que la orientación psicológica en el sector salud en México está desatendida, pero que también los mexicanos siguen pensando que quienes solicitan ayuda de este tipo tienen algún trastorno, “pero esto no es así; la pandemia nos ayudó a ver que la depresión, la ansiedad o el estrés son normales, más comunes de lo que pensamos y que todos los sufrimos en mayor o menor medida. Es muy importante que empecemos a normalizarla, porque la salud emocional es igual de importante que la salud física”.

 

Este tipo de investigación, concluyeron, sirve para tener evidencia científica que permita generar programas de intervención que mejoren la calidad de vida de las personas.

 

La investigación completa puede consultarse en https://url2.cl/sxqRN