Esteban Cortés Rojas

*El modito de López se le vino como boomerang *La aclaración de Herrera confirma que ni sabe ni busca enterarse *Hasta lo que no se traga le hace daño

 

La frase que utilizó el presidente López para referirse a la concertación del Consejo Mexicano de Negocios con el BID-Invest (crédito de 12 mil millones de dólares para reanimar 30 mil empresas afectadas por la crisis del Coronavirus), se le ha revertido como boomerang al nada hábil mandatario mexicano. Empresarios y no empresarios lo han reprobado porque muy lejos de ayudar a las empresas que -son las que crean los empleos en este y en cualquier país y a las que ha negado cualquier tipo de ayuda que pueda darles el Estado-, les ha pretendido bloquear el crédito del BID argumentando que la secretaría de Hacienda lo tendría que avalar.

El presidente de Confederación Patronal de la República Mexicana, Gustavo de Hoyos, dijo lo que bien podría resumir el sentir nacional ante la regazón de López: “Para enfrentar la crisis económica causada por el Covid-19, el Presidente López no ayuda, ni se deja ayudar, pero si miente. El programa de financiamiento BID-Invest-CMN para 30 empresas, no involucra (como dijo) recursos públicos. Acá estamos en “modo” de apoyo. ¿Y él?”.

El lunes, tras el acuerdo BID-Invest-CMN, López montó en cólera y, casi al punto del soponcio que le reventara el hígado, bufó: “No me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieren imponernos sus planes. Ya no es como antes; antes el poder económico y el poder político eran lo mismo, se alimentaban, se nutrían mutuamente. Ahora ya no, ahora el gobierno representa a todos. Hay una separación entre poder económico y poder político. ¿Cómo que se hace un acuerdo y que Hacienda lo avale? ¿Qué estamos aquí de florero, de adorno? Entonces, ver todo esto es protegernos como nación, además no dar ninguna oportunidad a la corrupción”.

La tormenta se desató -no se sabe sin con más furia que fuerza-, por lo que el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, tuvo que sacar la cabeza para aclarar: «Ni siquiera es necesario una aprobación de Hacienda. Es una línea de crédito aprobada hace dos años, esta es la segunda fase. Ha sido una confusión. Estos organismos, hace décadas, se dieron cuenta de que en países en desarrollo los mercados no estaban funcionando de forma óptima y tenía que haber un mecanismo que prestara directamente al sector privado, que es el BID-Invest».

Pero desde antes el presidente López se había dejado ver diabólicamente miserable con lo del “modito” y sus agrios gestos de desaprobación. Su inocultable odio a todo lo que huela a empresariado afloró incontenible. Pudiera tener razón en preocuparse porque no se use un crédito oficial para rescatar empresas quebradas, su mejor argumento. Pero ni es crédito oficial ni lo avaló Hacienda. Es tan torpe que ni eso sabe ni busca enterarse antes de soltar su veneno.

A la una inmensa mayoría de la población, a los que no votaron por él y a los que se han arrepentido de haber puesto en el poder a un inepto, ya no les agradan los “moditos” de López: el modito de madrugar a diario a una verdulería en que insulta a periodistas y empresarios y a todo el que disienta de sus decisiones que van de malas a peores; el modito de prodigarse en poner apodos y lanzar burlas como cualquier perico de arrabal; el modito de entregar obras sin licitación, a los cuatachos machuchones; el modito de hacer leyes para poder poner a sus compinches como la ley Taibo; el modito de ordenar a sus legisladores que pongan a una inútil desconocida en la CNDH; el modito de comprar estadios de béisbol de 511 millones de pesos en plena crisis económica por la pandemia; el modito de sostener a los corruptos contra viento y marea, como Barttlet y Guevara; el modito de que sus hijos mayores se hayan convertido en empresarios cerveceros y chocolateros de la noche a la mañana en cuanto el papá llegó a la presidencia; el modito de regalar dinero del pueblo a los haraganes “ninis”; el modito de dejar a niños con cáncer sin sus medicamentos; el modito de cerrar las casas de que servían de refugio a mujeres agredidas; el modito de dejar sin medicinas a los hospitales y a los y trabajadores de la salud sin equipo de protección en la pandemia de Covid-19; el modito de tirar dinero en proyectos inservibles; el modito de usar como albañiles a los soldados cuando hay crisis en la industria de la construcción; el modito de hacer consultas patito entre gente que no tiene que ver con lo que se consulta; el modito de querer el control total del presupuesto federal; el modito de querer ponerles la garra encima al dinero de las afores. El modito de sus malos modos.

MESON.- Hasta lo que no se traga le hace daño le hace daño a López… ¡Arrieros somos!

La frase que utilizó el presidente López para referirse a la concertación del Consejo Mexicano de Negocios con el BID-Invest (crédito de 12 mil millones de dólares para reanimar 30 mil empresas afectadas por la crisis del Coronavirus), se le ha revertido como boomerang al nada hábil mandatario mexicano. Empresarios y no empresarios lo han reprobado porque muy lejos de ayudar a las empresas que -son las que crean los empleos en este y en cualquier país y a las que ha negado cualquier tipo de ayuda que pueda darles el Estado-, les ha pretendido bloquear el crédito del BID argumentando que la secretaría de Hacienda lo tendría que avalar.

El presidente de Confederación Patronal de la República Mexicana, Gustavo de Hoyos, dijo lo que bien podría resumir el sentir nacional ante la regazón de López: “Para enfrentar la crisis económica causada por el Covid-19, el Presidente López no ayuda, ni se deja ayudar, pero si miente. El programa de financiamiento BID-Invest-CMN para 30 empresas, no involucra (como dijo) recursos públicos. Acá estamos en “modo” de apoyo. ¿Y él?”.

El lunes, tras el acuerdo BID-Invest-CMN, López montó en cólera y, casi al punto del soponcio que le reventara el hígado, bufó: “No me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieren imponernos sus planes. Ya no es como antes; antes el poder económico y el poder político eran lo mismo, se alimentaban, se nutrían mutuamente. Ahora ya no, ahora el gobierno representa a todos. Hay una separación entre poder económico y poder político. ¿Cómo que se hace un acuerdo y que Hacienda lo avale? ¿Qué estamos aquí de florero, de adorno? Entonces, ver todo esto es protegernos como nación, además no dar ninguna oportunidad a la corrupción”.

La tormenta se desató -no se sabe sin con más furia que fuerza-, por lo que el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, tuvo que sacar la cabeza para aclarar: «Ni siquiera es necesario una aprobación de Hacienda. Es una línea de crédito aprobada hace dos años, esta es la segunda fase. Ha sido una confusión. Estos organismos, hace décadas, se dieron cuenta de que en países en desarrollo los mercados no estaban funcionando de forma óptima y tenía que haber un mecanismo que prestara directamente al sector privado, que es el BID-Invest».

Pero desde antes el presidente López se había dejado ver diabólicamente miserable con lo del “modito” y sus agrios gestos de desaprobación. Su inocultable odio a todo lo que huela a empresariado afloró incontenible. Pudiera tener razón en preocuparse porque no se use un crédito oficial para rescatar empresas quebradas, su mejor argumento. Pero ni es crédito oficial ni lo avaló Hacienda. Es tan torpe que ni eso sabe ni busca enterarse antes de soltar su veneno.

A la una inmensa mayoría de la población, a los que no votaron por él y a los que se han arrepentido de haber puesto en el poder a un inepto, ya no les agradan los “moditos” de López: el modito de madrugar a diario a una verdulería en que insulta a periodistas y empresarios y a todo el que disienta de sus decisiones que van de malas a peores; el modito de prodigarse en poner apodos y lanzar burlas como cualquier perico de arrabal; el modito de entregar obras sin licitación, a los cuatachos machuchones; el modito de hacer leyes para poder poner a sus compinches como la ley Taibo; el modito de ordenar a sus legisladores que pongan a una inútil desconocida en la CNDH; el modito de comprar estadios de béisbol de 511 millones de pesos en plena crisis económica por la pandemia; el modito de sostener a los corruptos contra viento y marea, como Barttlet y Guevara; el modito de que sus hijos mayores se hayan convertido en empresarios cerveceros y chocolateros de la noche a la mañana en cuanto el papá llegó a la presidencia; el modito de regalar dinero del pueblo a los haraganes “ninis”; el modito de dejar a niños con cáncer sin sus medicamentos; el modito de cerrar las casas de que servían de refugio a mujeres agredidas; el modito de dejar sin medicinas a los hospitales y a los y trabajadores de la salud sin equipo de protección en la pandemia de Covid-19; el modito de tirar dinero en proyectos inservibles; el modito de usar como albañiles a los soldados cuando hay crisis en la industria de la construcción; el modito de hacer consultas patito entre gente que no tiene que ver con lo que se consulta; el modito de querer el control total del presupuesto federal; el modito de querer ponerles la garra encima al dinero de las afores. El modito de sus malos modos.

MESON.- Hasta lo que no se traga le hace daño le hace daño a López… ¡Arrieros somos!