Última oportunidad

Raúl Merced Lares

 

Efectivamente, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no está muerto, tal como lo afirmó el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez ante el presidente nacional del PRI en la toma de protesta de la nueva dirigencia estatal priista.

Sin embargo, el PRI ha recibido golpes duros y heridas graves en 2015 y 2018 que lo han  postrado en una situación crítica que requería de atención especializada después de estos años, aunque ésta no se llegó a dar.

Los liderazgos y los militantes priístas han minimizado, han subestimado, las derrotas que empezaron a tener desde aquel histórico 1997 cuando perdieron por primera vez en el estado un ayuntamiento (Coquimatlán) y cuando recibieron el mensaje que les enviaron los ciudadanos colimenses en la elección de la gubernatura del estado ese mismo año.

Desde entonces, el PRI ha retenido la gubernatura con una diferencia de 5 a 8 puntos, cuando antes la ganaba con más de 70, 80 o más por ciento. A manera de justificación hubo quienes señalaron que esta situación se circunscribió en una verdadera competencia política y la alternancia que se vinos dando en el país desde aquel primer triunfo del PAN en una gubernatura y en el 2000 cuando los panistas obtuvieron la Presidencia de la República.

Sin embargo, lo que más llamó la atención es que las cosas casi no hayan cambiado en el partido, sobre todo cuando pudimos observar que en 2015 se llegó casi a tocar fondo para conservar la gubernatura del estado con pequeños alfileres o unos cientos de votos de diferencia, cuando antes eran miles.

Si los resultados de 1997 debieron obligar a una autoreflexión en el partido, en 2015 parecía ineludible hacerla. Se trataba de un verdadero autoanálisis que podría incluir un debate interno sobre lo que pasó esos años para saber qué se podía hacer para mejorar. No obstante, los liderazgos priistas no lo consideraron así y la militancia lo admitió o al menos no manifestó su desacuerdo ni hizo propuestas.

Ahora, aunado a los malos resultados electorales, en el PRI existe una preocupación más grave aún: la salida de miles de militantes decepcionados y molestos por las decisiones que han tomado los liderazgos del partido en los últimos años sobre las dirigencias y las candidaturas a cargos de elección popular.

Por eso, alienta que el nuevo presidente estatal del PRI, José Manuel Romero Coello, diga que va por esos militantes para convencerlos de que regresen al partido al reportare listo para hacer el trabajo que se necesita, el trabajo de ir por priistas que están sentidos con su partido. “Vamos a ir en pos de los priistas, a los que nunca se les ha agradecido; vamos por los priistas que rechazaron y por aquellos priistas que a lo mejor les dieron la espalda”, expresó.

De cualquier manera, el PRI y el priismo deben hacer a un lado la simulación y actuar con más congruencia, empezando por promover procesos internos más justos y democráticos, sin imposiciones o dedazos, en donde se elijan en verdad a los mejores candidatos que puede postular el partido, en especial el priísta que buscará conservar la gubernatura para el partido.

Y en este sentido, el PRI tiene la opción de postular a un candidato a gobernador sin mancha o con una dosis de honestidad que no dé pié a cuestionamientos de partidos políticos o ciudadanos.

El partido tiene dos opciones con dicho perfil: Walter Alejandro Oldenbourg Ochoa, quien dejó buen sabor de boca como candidato del PRI a presidente municipal de Colima y es secretario de Fomento Económico en el Gobierno del Estado, y José Manuel Romero Coello (ex secretario de la Juventud, ex síndico municipal de Colima y ex director general del Instituto Mexicano de la Juventud), sin descartar a Agustín Morales Anguiano e incluso a Mely Romero Celis.

Me parece que los liderazgos en el PRI deben escuchar más a la militancia y tomarlos más en cuenta a la hora de tomar las decisiones.

El PRI y los priístas ya no se pueden volver a equivocar. Es la última oportunidad para sobrevivir y salir del profundo hoyo en que han caído.

 

REPESCA

 

PAPÁ, AHORA, en el tiempo, sé que hiciste lo que pudiste por nosotros, tus hijos. Yo alcancé algo de ello, pues me llegaste a llevar al mejor cine de la época en la ciudad de Colima y te ponías a jugar canicas con nosotros; eso me puso feliz. Pero sí nos hiciste mucha falta al irte tan pronto (45 años), justo cuando empezamos a tener más de ti. Nunca olvidaré aquel día que, repentinamente, te lloré hondo y largo en la entrada al Panteón Municipal cuando me di cuenta que te habíamos dejado en tu tumba y que era hora de regresar a casa, pero sin ti. Muchas felicidades a todos los papás del mundo, en especial a los de Colima…. MIS SINCERAS condolencias a familiares y amigos del profesor Roberto González Vergara, El Champion, un hombre bondadoso, sencillo y amistoso. Maestro, ya no te veremos con tu balón de basquetbol, caminando por las calles y saludarte a distancia, pero siempre te recordaremos así, no obstante que casi no platicamos…. EL PRESIDENTE nacional del PRI nombró con acierto a Arnoldo Ochoa González como secretario adjunto a la presidencia del CEN priísta, pues se trata de uno de los mejores profesionales de la política y de la manera de gobernar que ha tenido el estado. Mucho éxito para Arnoldo, que ha servido mucho y bien a Colima y al partido con inteligencia y emoción política…. LO DICHO: en la epidemia de Covid-19 en México se impuso la irresponsabilidad del presidente Amlo y el valemadrismo o poca educación que tiene mucha gente. Por todos lados y desde todos los ángulos, las autoridades sanitarias han advertido que sigue el peligro por el coronavirus, aunque al mismo tiempo quien ha asegurado falsamente que en el tema de la pandemia le haría caso sólo a los técnicos y médicos, no lo hace; por el contrario, desde un principio se constituyó en un mal ejemplo, un irresponsable e indolente, sin ninguna voluntad para encabezar el combate a esta epidemia. Lo peor de esta conducta presidencial y social es que la epidemia del coronavirus se ha prolongado y cobrará muchas más vidas de mexicanos que las que se esperaban, amén de contagiar a muchos más. En este contexto cabría preguntar: ¿a quién se le ocurrió volver a la “nueva normalidad” cuando ni siquiera se ha registrado el “pico” de esta pandemia? A estas alturas apenas deberíamos estar planeando regresar a las actividades.