Lo más importante “es estar conscientes de que vivimos en una zona sísmica y que en cualquier momento podemos tener un sismo intenso en nuestro estado o cerca de él”, añadió el investigador de la UdeC.

 

Hasta las 04:30 horas del 25 de junio, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) había registrado 2 mil 592 réplicas del sismo de 7.4 Mw (Magnitud de Momento) ocurrido frente a las costas de Oaxaca el pasado 23 de este mes, la más grande de ellas de 5.5. ¿Pero qué significan estas réplicas? ¿Tienen repercusiones en la actividad volcánica?

 

En cuanto a la escala sismológica de Magnitud de Momento (MW), usada para calcular y comparar terremotos, se basa en la medición de la energía total que se libera durante un sismo. Comenzó a usarse a finales de los setenta por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori en vez de la escala sismológica de Richter.

 

Raúl Arámbula Mendoza, sismólogo y director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos (CUEV) de la Universidad de Colima, explicó que estas réplicas se deben al reacomodo de la placa tectónica donde se registró el movimiento que originó el sismo de mayor magnitud. Este proceso, agregó en entrevista, genera una serie de sismos de menor magnitud, que pueden ocurrir durante varios días después del de mayor magnitud.

 

“Estas réplicas se dan básicamente por el acomodo de la placa que se movió, pero muy pocas veces sucede al revés; es decir, no hay sismos pequeños o actividad precursoras que indiquen que habrá un sismo grande, así que seguiremos viendo sismos más pequeños a partir del que se registró en Oaxaca”, dijo.

 

Es importante, continuó el investigador, “decirle a la gente que vivimos en un país tectónica y sísmicamente muy activo, sobre todo en las zonas de la costa del Pacífico como Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Colima, Michoacán, Jalisco, Nayarit y Sinaloa, por lo que estamos expuestos a que estos procesos naturales de gran intensidad se den en determinado momento. Además, todo el tiempo está temblando, la que pasa es que no son percibidos por la población porque se trata de sismos muy pequeños”.

 

Arámbula Mendoza explicó que los sismos son movimientos de terreno generados por la liberación súbita de energía, que se da cuando hay un acoplamiento entre las placas tectónicas que están constante movimiento; “de pronto, entre ellas se acumulan fuerzas y se da una ruptura que hace que se mueva una respecto a la otra; este movimiento genera ondas sísmicas que viajan por el interior de la tierra y, dependiendo de la ruptura, será el tamaño del sismo; entre más grande la ruptura, mayor el sismo”.

 

En el caso de la Ciudad de México, comentó que si bien se encuentra alejada de las zonas donde se originan los sismos, éstos tienen repercusiones en ella porque se encuentra sobre depósitos lacustres del antiguo lago de Texcoco.

 

Sabemos, añadió, “que los sismos son movimientos que van ocurrir en nuestro país, y aunque la ciencia avanza rápido aún no se pueden predecir, ya que el proceso para poder hacerlo es complejo; “ese movimiento se da a varios kilómetros de profundidad y no contamos con instrumentos que nos permitan predecir cuándo, dónde y de cuánto va a ser la magnitud del sismo”.

 

Lo que sí se puede hacer, comentó, “es generar simulacros no sólo en las empresas o dependencias, sino en los hogares, además de contar con una mochila de emergencia, con los documentos más importantes, como actas de nacimiento y lámparas o herramientas que nos ayuden ante una contingencia como ésta”.

 

Además de mejorar la infraestructura de las edificaciones, “debemos trabajar en la cultura de protección civil, que las personas sepan qué hacer, porque esto no sólo es de los gobiernos, sino de la gente y de la iniciativa privada, quienes también tienen que trabajar para salvaguardar la vida de las personas y sus bienes”.  Pero sin duda lo más importante para el investigador es “estar conscientes de que vivimos en una zona sísmica y que en cualquier momento podemos tener un sismo intenso en nuestro estado o cerca de él”.

 

Finalmente, desechó la idea que se tiene de que los sismos son indicadores de próximas erupciones volcánicas; “son actividades distintas, pero se sigue investigando si pudiera existir alguna relación, ya que se ha encontrado que si un volcán está en periodo eruptivo, y se da un temblor de gran magnitud, su actividad se dispara. Por ejemplo, cuando el Popocatépetl está muy activo y hay un sismo, su actividad se acelera, pero el volcán ya se encuentra en erupción, simplemente su actividad se acelera”.