En solfa
Por Héctor Sánchez de la Madrid

Lo que era imposible de lograr hasta el 12 de junio, gracias a la soberbia y al desacato del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Frente Amplio por México (PAN, PRI y PRD) vio nacer ese día a la candidata perfecta a la presidencia de la República, a Xóchitl Gálvez Ruiz, para enfrentar y ganarle a la copia mala del autócrata tabasqueño y dueño único del rancio Movimiento de Regeneración Nacional, a Claudia Sheinbaum Pardo.

Xóchitl es la postulante idónea de los opositores al régimen de la 4ª Transformación por varias características: la primera y más importante es que no pertenece a ningún partido político; la segunda es que no está relacionada con grupos políticos y económicos; la tercera es que su formación emana de la cultura del esfuerzo; la cuarta es que ha dedicado su vida a ayudar a los grupos indígenas y de escasos recursos.

Es un hecho indudable que la inmensa mayoría de las y los mexicanos estamos cansados de los partidos políticos y de los políticos profesionales, no importa de qué abanderamiento hablamos ni a cuáles de ellas o ellos nos referimos, simplemente las generaciones de tiempo atrás y las de nuevo cuño estamos hastiados de las promesas incumplidas y de los negocios a la sombra del poder público, del ayer y del hoy en día.

Hay una frase muy conocida que dice que se necesitaron 71 años para hartarnos del PRI y 12 del PAN, mientras que antes de cumplir los 5 años en el poder presidencial, la generalidad repudia al gobierno federal de Morena y al propio presidente López Obrador. Y que nos les digan que su porcentaje de preferencias es el más alto porque los de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón estaban arriba a estas alturas del partido.

Xóchitl cayó bien en las clases populares y medias por su apartidismo y estar lejos de los intereses políticos y económicos de siempre, no así Claudia que depende completamente del mandatario nacido en Tepetitán, municipio de Macuspana, Tabasco, y por ende de la vilipendiada por él mismo y todopoderosa “mafia del poder” que se ha enriquecido como nunca antes en el régimen que presume su lema de “primero los pobres”.

Desde niña Xóchitl trabajó para sostener a su familia y se esforzó por estudiar en el pequeño pueblo en el que nació, Tepatepec, Hidalgo, viendo siempre por los indígenas de la región y las personas menesterosas, cualidad que continuó como profesional y también como política. Su condición mestiza no la alejó de sus orígenes sino al contrario la acendró e identificó, sintiéndose orgullosa de la sangre otomí que corre por sus venas.

El entorno en que Xóchitl nació, vivió y se desarrolló fueron difíciles y paupérrimos, pero a base de carácter, dedicación y constancia se abrió paso hasta terminar sus estudios profesionales en la UNAM y después en el sector privado obtener el reconocimiento como Empresaria del año en 1994 y 1995, ser nombrada en 1999 entre los 100 líderes globales del futuro del mundo por el World Economic Forum, en Davos, Suiza, además de recibir otros premios sociales, humanitarios y filantrópicos.

Durante la administración del presidente Vicente Fox Quesada fue nombrada directora de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, convirtiéndola en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas —hoy Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas—, donde logró una reforma constitucional para reconocer y proteger los derechos y la cultura de los pueblos indígenas, también impulsó la Declaración Universal sobre Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU que se firmó en 2007.

En 2010 contendió por la gubernatura de Hidalgo apoyada por una coalición integrada por el PAN, PRD y Convergencia, perdiendo con el 47 por ciento de la votación ante el candidato del PRI, PVEM y PANAL. En 2015 contendió y ganó la jefatura de la Delegación Miguel Hidalgo del Distrito Federal postulada por el PAN. En 2018 fue candidata a Senadora de mayoría por el PAN, PRD y MC, además de participar en la lista de representación proporcional por el PRD, cargo para el que fue electa.

Xóchitl trabajó los últimos años en la búsqueda de la candidatura de la entonces coalición Va por México por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, sin embargo, al acudir a Palacio Nacional con una orden judicial para que el presidente López Obrador le concediera el derecho de réplica a un señalamiento que hizo de la hasta hoy Senadora de la República, mismo que le negó cometiendo un desacato, la convirtió en la candidata virtual de la oposición integrada en el Frente Amplio por México.

Las y los mexicanos estamos agotados de los partidos políticos que se convirtieron en agencias de empleo para sus cuates y familiares, así como de los políticos profesionales que brincan de un puesto a otro, sin darles oportunidades a los nuevos cuadros que deberían de haber formado. Son necesarios unos y otros, desde luego, pero bajo otro esquema, acorde a la realidad que estamos viviendo, el cual sería que las y los postulantes a cargos de elección que seleccionen los abanderamientos del FAM, tendrían que ser similares al modelo que marcó Xóchitl, esto es, jóvenes en su mayoría, inéditos o con carreras cortas en la política y la función pública, preparados y honestos a carta cabal, democráticos y humanistas. El mismo perfil deberían de tener los candidatos de las organizaciones ciudadanas. Es fundamental que Xóchitl esté acompañada y cobijada desde el 20 del presente, día en el que arrancan las precampañas presidenciales, por postulantes y colaboradores parecidos a ella, esa congruencia la fortalecería y así le sería más fácil rescatar la presidencia para todas y todos el 2 de junio del 24.