Fernando Castillo*

 

Te has preguntado ¿Cómo está tu vecino?, ¿Cómo la está pasando algún familiar lejano con el que casi no hablas?

 

El confinamiento y el contexto de incertidumbre que se vive, derivado de la pandemia, ha puesto de manifiesto décadas de abandono que podría desencadenar en una elevada tasa de suicidios en el país.

 

Hablar de suicidios es muy delicado. La razón principal es que el suicidio es un acto multifactorial y no podríamos atribuirlo sólo a una situación específica. Sin embargo, la ONU advierte que el confinamiento ha hecho evidente la falta de atención de muchos países a la salud mental.

 

Los sectores más vulnerable sin duda son los jóvenes y los adultos mayores debido a la complicada situación económica y emocional que atraviesan durante el confinamiento.

 

El secretario General de la ONU, Antonio Guterres, señaló que las personas que corren mayor riesgo actualmente son los trabajadores del sector salud. Enfermeras, médicos y demás personal sanitario trabaja en la primera línea de la pandemia y enfrenta un estrés muy alto. Y no sólo ellos, también las personas con afecciones de salud mental preexistentes a la pandemia son propensos al suicidio durante este confinamiento.

 

En un reporte publicado en mayo, la Organización de las Naciones Unidas señala que durante las pasadas crisis económicas aumentó el número de personas con problemas de salud mental, dando lugar a mayores tasas de suicidios.

 

En nuestro país, los mexicanos de entre 20 y 24 años ocupan la tasa más alta de suicidio: 9.3 por cada 100 mil jóvenes. Según cifras del INEGI, el riesgo para los hombres de ese rango es mayor pues la tasa es de 15.1 por cada 100 mil. Las cifras federales indican que el suicidio es la segunda causa de muerte en la población de 15 a 29 años.

 

Sobre los adultos de 50 a 54 años de edad, la tasa de muerte autoinfligida es de 5.5, mientras la media nacional es de 5.2. Aunque los datos son del 2017, nos da pauta para saber cómo cambiarán las cifras después de la pandemia.

 

Sin duda, debemos voltear la mirada a las personas que están en riesgo de infligirse daño, las personas que atraviesan por padecimientos psicológicos como la depresión y la ansiedad, pues son las mayores causas de sufrimiento en el mundo, según la ONU.

 

Antes de la pandemia, tanto la depresión como ansiedad ya costaban a la economía mundial más de un billón de dólares al año. Sólo la depresión afecta a 264 millones de personas en todo el mundo.

 

Parece nada pero el estar en casa, aislado del mundo que te rodea y de tus seres queridos, son factores que desencadenan en depresión. Y no sólo eso, hay que agregar también los pequeños espacios llamados “casas” que proporciona el Infonavit, los micro salarios (para quienes aún trabajan), estar alejado de la familia o no tener alguna relación afectiva con quien compartir los problemas. Todo esto puede contribuir para que la persona crea que no cuenta con las herramientas suficientes para hacerle frente a sus problemas, a la realidad, es decir, a la pandemia.

 

¿Cómo podemos saber si alguien está teniendo este tipo de problema? existen señales, por decirlo así, con las que se puede identificar si algún amigo o familiar está teniendo pensamientos suicidas: mencionar mucho este tema; visualizar la muerte como una opción para resolver problemas; tener hartazgo o falta de interés por actividades cotidianas, así como frustración y una visión pesimista de las cosas que hacen, ya sea en su trabajo o en su hogar.

 

Otros factores, según expertos en el tema, también pueden ser dejar de asearse, de comer o tener autocuidado personal; aislarse o dejar de convivir con la familia; dormir la mayor parte del tiempo y mostrar un desinterés por hacer una rutina diaria, así como perder comunicación con las demás personas y comenzar a hacer cambios drásticos de su vida como despedirse o regalar pertenencias.

 

Sin duda es necesario hacer una pausa obligada a todo lo que hacemos y pensar en nuestros vecino, en nuestros familiares o amigos. Darnos cuenta de ¿Qué está sucediendo con ellos?, ¿Cómo están pasando este confinamiento? Si no hemos tenido noticias de ellos, acercarnos y demostrar interés por su estado de ánimo, de salud, llamarles más frecuentes por teléfono, enviar un mensaje de buenos días o preguntar ¿Cómo ha terminado su día?

 

*Fernando Castillo es licenciado en Lingüística y productor de noticias de ZER Informativo Colima. Envíale tus comentarios a fernando_castillo@ucol.mx.