Esteban Cortés Rojas

>La “nueva normalidad”, estrategia de López >Termina la sana distancia cuando hay más contagios >Gobernadores rechazan la semaforización centralizada <La intolerancia autocrática de López rebasa fronteras

 

El país está que arde por la cantidad de contagios y muertos por Covid 19 y por la errática conducción del gobierno que genera oleadas de manifestantes en demanda de la renuncia del presidente López. En ese ambiente hoy comienza una nueva etapa en la lucha contra el coronavirus, denominada “nueva normalidad”, consistente en que, presuntamente, el gobierno federal marcará mediante un “semáforo”  lo que cada Estado deberá hacer para reactivar las actividades esenciales paralizadas por la pandemia.

El gobierno federal ha sido muy errático, no solo en la pandemia sino en todo su desempeño, con un presidente con el que la única seguridad que se tiene es que cada día encabezará un montaje “mañanero” en el que no se sabe la puntada del día ni a quien dedicará sus malos humores, conducta acentuada en los tres meses y pico que el Coronavirus lleva azotando al país. Otra cosa sería si desde que se vislumbraba la pandemia, López hubiese actuado con seriedad y responsabilidad, pero ya vimos que invitaba al vacilón y, hasta las últimas semanas, ya apanicado, ha llamado a la sana distancia, usar cubrebocas y observar conductas de un protocolo sanitario que en lo personal no sigue. ¿Cuántos fanáticos le secundaron? En buena medida, esa actitud es causa de los miles de contagios y muertes que han ocurrido. Y de los que faltan.

Luego vinieron los pronósticos optimistas: desde el 27 de abril, López dijo que ya estaba “domado” el virus, fecha en la que apenas iban 1,434 fallecidos por el virus. En adelante, mientras la cifra de muertes ascendía incontenible, López no dejaba de afirmar que el virus estaba domado, que la curva de contagios se aplanó, que ya se veía la luz en el túnel o que estábamos en la “meseta”. Era como decir a sus seguidores: sigan el desorden, ignoren la sana distancia y el cubrebocas. Así llegamos a los casi diez mil muertos.

Sin embargo, con la pandemia en apogeo, hoy comienza la “nueva normalidad”, sin sana distancia por disposición federal. Si con la sana distancia, los muertos se dispararon, ¿qué nos espera con la eliminación de la medida?

Por eso los gobernadores de Colima, Durango, Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Jalisco y Michoacán han mandado por un tubo la disposición de la semaforización federal consistente en que la federación le ponga color al semáforo y que los estados avancen o hagan alto según sea el caso. Los gobernadores y alcaldes saben que no es tiempo de relajar protocolos y menos de dejarse mangonear, pues no por sumisos a un presidente que no conoce de disciplinas, van a poner en riesgo la salud pública en sus entidades. Si el Covid no ha hecho más estragos, se debe a que los gobernadores y alcaldes tomaron la iniciativa y, por ejemplo, suspendieron clases en escuelas. En tanto, el presidente López se va de gira con gran desparpajo, hoy que la pandemia está en lo más tupido de muertos.

La estrategia de López es simple: desentenderse de la pandemia y que les truene a los gobiernos estatales y municipales. Habrá que ver a quién responsabiliza el pueblo de lo que pueda pasar.

MESON.- La Sociedad Interamericana de Prensa, el Comité de Protección a Periodistas y Human Rights Watch División Américas, denuncian que los ataques del presidente López a los medios de comunicación, pueden alentar agresiones físicas.

La SIP, bajo la presidencia del jamaiquino Christopher Barnes, señala que el periodismo está abierto a la crítica, pero el sesgo autoritario, ideológico y despectivo con el que López ataca a los medios, puede motivar a individuos que solo necesitan una excusa para atacar físicamente a los periodistas. “En forma sistemática y periódica, el presidente López Obrador aprovecha sus conferencias de prensa matutinas para estigmatizar a los medios de comunicación”, en especial “a los que califica cotidianamente de amarillistas, corruptos, alarmistas, calumniosos y opositores”. Agrega que en un país con altos índices de violencia, “la actitud presidencial es como tirar gasolina al fuego”. El 13 de mayo, el diario Reforma, de la ciudad de México, fue amenazado de ser víctima de bombazos por una voz anónima vía telefónica. La intolerancia de López no solo es contra la prensa, también contra empresarios y todo aquél que osa emitir opiniones críticas o señalar sus errores. Esa mala disposición y sus aires autocráticos empiezan a rebasar fronteras… ¡Arrieros somos!