Esteban Cortés Rojas
*El pantano de López, lo confirman la libertad a Ovidio, el saludo a mamá Chapo y la feliz, feliz, feliz declaración “como anillo al dedo” *La aprobación, en un tobogán
Lo dicho: el presidente López está metido en un pantano de arenas movedizas en el que mientras más se mueve más se hunde. Lo muestran y demuestran hechos aparentemente aislados en el tiempo pero unidos en la intención inconfesable.
A mediados de octubre del año pasado, con motivo de la aprehensión e inmediata liberación -por el Ejército mexicano-, de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo, explicó que había “respaldado” esa decisión tomada por los mandos del Ejército y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, porque se ponía en riesgo la vida de gente ajena (en Culiacán, lugar del operativo), y porque «no puede valer más la captura de un delincuente que la vida de las personas». Apenas el 2 de este abril declaró que la crisis en económico-financiera y de salud pública que ha significado la pandemia del coronavirus, le vino “como anillo al dedo para afianzar el propósito de la (cuarta) transformación”. Entre la liberación de Ovidio y la festiva opinión por los efectos de la pandemia, el presidente López fue -el 29 de marzo-, a un paraje cercano a La Tuna, Sinaloa, a saludar a la mamá de El Chapo Guzmán justo en el cumpleaños de Ovidio.
Lo que nos dicen esos tres eventos es que López miente cuando dice que por no acusar muertes de inocentes se dejó en liberta a Ovidio (según se ha dicho, el tal Ovidio amenazó con que sus esbirros harían una matazón de gente inocente en Culiacán si no lo ponían en libertad), porque, en cambio, todos los contagios y muertes provocados por el coronavirus el importan muy poco al presidente y, al contrario, le provocan gran gusto porque se le acomoda la crisis para que su proyecto de la 4T se concretice. Hay videos donde mientras dice lo del “como anillo al dedo”, esboza una sonrisa diabólica y un gesto de felicidad porque los muertos le servirán de tapete a su caballo apocalíptico.
El saludo a mamá Chapo no es más que la confirmación de que la liberación de Ovidio no fue resultado de una simple estupidez, ni producto del temor o de una sencilla mala decisión; más bien fue una acción que responde a la premeditación resultante de una empatía con el cartel del Pacífico y sus líderes y, más allá de eso, con el narcotráfico en general porque no es cualquier cosa que un presidente de la República haga viaje especial -o, si se quiere, que abandone su itinerario que por razones de seguridad es rígido y prestablecido-, para ir a saludar a la madre del mayor criminal en los anales históricos de este país.
Ya sabiendo a qué le tiramos con López con respecto al narco y al combate al coronavirus (al que el presidente ha entrado no por gusto sino a fuerza de periodicazos), falta saber qué es lo que propondrá para enfrentar la crisis económico-financiera y de salud que significa la pandemia, lo cual daría a conocer este domingo y que no comentamos aquí porque esta columna se escribe antes del mensaje del presidente. Sabremos entonces si López seguirá moviéndose para hundirse más en las arenas movedizas o si, por fin, hace un movimiento que lo lleve a la orilla del pantano. No hay muchas esperanzas de que decida algo sensato y como indicio está el que desapareció los fideicomisos (los que no tenía estructura orgánica, cualquier cosa que eso quiera decir), para destinar sus recursos, en mayor parte, al pago de deuda, alcanzándose a vislumbrar que lo que busca es que las calificadoras de deuda le den buenas opiniones por ser buen pagador. Más lo que se requiere en estos momentos es apoyar el aparato productivo y a los generadores de empleo para que no despidan trabajadores y se sostengan unos y otros durante la crisis que impone el coronavirus. No hay muchas esperanzas de que así vaya a ser. Ya veremos.
MESON.- Como resultado de tanto desatino, la administración del presidente López -oscuro por donde quiera que se le vea, sin un solo funcionario o funcionaria que se distinga de los demás por su tino en las decisiones-, se desliza en un tobogán en el que cada más toma más velocidad. Según las encuestadoras, a este viernes recién pasado llegó a 48.6 de aprobación, es decir que una mayoría -mayor al 51%-, lo reprueba. Las casas de estudios demoscópicos destacan que en diciembre de 2019 tenía el 59.2 a favor. Caer diez puntos en 4 meses es una catástrofe veásele por donde se le vea… ¡Arrieros somos!