PARACAÍDAS
Por Rogelio Guedea
Censura y autocensura en la 4T
La controversia que generó la iniciativa de reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión propuesta recientemente por la presidenta Claudia Sheinbaum y que hizo que la misma presidenta retrocediera tres pasos atrás para su revisión, es sólo la punta del iceberg de un problema profundo que se empieza a resentir en el ámbito de la libertad de expresión en nuestro país. Si bien la reforma al artículo 109 le daría al gobierno un poder suficiente que podría hacerlo caer en abusos y censura, lo mismo que la creación de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), la cual le daría al gobierno federal mayor control sobre concesiones, contenidos y plataformas digitales, lo cierto es que estos riesgos de censura, falta de transparencia y concentración de poder son mínimos si los comparamos con lo que la realidad real está imponiéndole realmente a los medios y a todos aquellos que tienen una opinión adversa al régimen actual. Es tan riesgoso hacerlo en este momento, que lo cierto es que más que una censura externa lo que priva -y empezará a privar con mayor crudeza en el futuro- es una autocensura infringida con el fin de sobrevivir a un entorno hostil y violento en el que la dicha libertad de expresión cada vez está más acotada no sólo por el gobierno sino, peor aún, por los grupos de poder fáctico, como el propio crimen organizado. La autocensura es ahora una forma de la sobrevivencia y, hoy por hoy, la mayor señal de que la libertad de expresión (sin tener que ser acotada por una nueva Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión) está siendo severamente amenazada, incluso para la sociedad civil cada vez más organizada (como las Madres Buscadoras). Cuando la subrepticia autocensura (difícil de medir, pero fácil de sentir) se hace presente, entonces no cabe la menor duda de que debe de intervenirse para desactivar los resortes que la detonan, incluidos aquellos que provienen del mismo Estado, como es nuestro caso. De otra manera, se corre el riesgo de que un régimen autoritario haga su agosto muy a nuestro pesar.
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Rogelio Guedea
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