Por Héctor Sánchez de la Madrid

Sirvió la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Manzanillo y Villa de Álvarez para confirmar el estado en que se encuentra la supuesta oposición al gobierno y partido en el poder, esto es, se percibió prácticamente inexistente, débil, medrosa y desarticulada, además de falta de ideas, de arrojo, de unidad, dan la impresión de que aún no se recuperan de las derrotas de 2018 y 2021.

Como si no tuvieran tela de donde cortar, los dirigentes y militantes distinguidos del PRI, PAN y PRD desaprovecharon el último periplo del Mandatario, cada vez más repudiado por el pueblo bueno y sabio que incrementa su desaprobación, desconfianza y desesperación, manifestando su posición firme, enérgica, clara, sobre los acontecimientos graves que suceden a diario en el país y Colima no es la excepción.

Con una entidad que se encuentra en el tercer lugar de homicidios a nivel nacional y la capital considerada como la sexta ciudad más insegura en el país, conforme a datos del INEGI de junio, solamente un partido opositor fijó su posicionamiento, el Revolucionario Institucional, los demás, incluyendo Movimiento Ciudadano, nada dijeron. Extrañamente, tampoco los abanderamientos afines se manifestaron a favor.

Sin embargo, el PRI, en lugar de abundar y profundizar en el tema de inseguridad lo tocó de soslayo y se abocó al aumento salarial que demanda el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado, pudiendo manejar cifras y porcentajes de los homicidios dolosos, entre los cuales se encuentra una cantidad importante de feminicidios. Sin quitarle relevancia al asunto laboral, la vida es primero, antes que nada.

El papel de la oposición es el de marcar las omisiones y acciones equivocadas de la administración contraria, de darlas a conocer públicamente en las redes sociales para que los usuarios se enteren y se involucren hasta hacerlas viral, lo cual se quedó a varios años luz de lograrlo, en el caso del manifiesto priista. Estoy de acuerdo en que al Presidente se le debe tratar con respeto, pero exagerar las formas, es caer en la lisonja.

De igual forma sucedió con el tema de salud, refiriéndose el pronunciamiento priista al aspecto de la basificación de los trabajadores, mencionando de refilón la carencia de medicamentos, al igual que la escasez de insumos básicos que requieren los nosocomios, aun cuando la insuficiencia es constante y ocasiona el mal funcionamiento de los hospitales y centros de salud con lamentables y fatales consecuencias.

Se reconoce, sin saberlo, que el Mandatario no está enterado de que sus compromisos contraídos en visitas anteriores no se han ejecutado, recomendándole que nombre a alguien de su confianza para que se encargue del cumplimiento de su palabra, a manera de justificación. Omite el desplegado tricolor que aquí hay representantes de su gobierno que deberían de estar al pendiente de los acuerdos presidenciales.

Además, en el escrito mencionado se le da la vuelta a la gobernadora Indira Vizcaíno Silva, corresponsable de las promesas contraídas por el Presidente, para no tocarla y sacarla del incumplimiento de los acuerdos en los que es copartícipe. La inseguridad galopante; el desabasto de medicamentos; la no basificación de los trabajadores de Salud; el incremento injusto del 3% a los burócratas, dependen de ella.

Mal se vio el PRI, sin embargo, peor se observaron los demás partidos opositores que permanecieron ocultos y silentes, dando la impresión de que tienen miedo o aprueban lo que pasa en los ámbitos administrativos y políticos. De seguir igual perderán en 2023 las dos gubernaturas que le quedan al tricolor, Estado de México y Coahuila, para en 2024 abrir la puerta para que Morena retenga la Presidencia de la República.

La experiencia de los comicios de 2021 fue buena para la alianza Va por México, pues logró retener 2 de 6 gubernaturas, a pesar de que la coalición de partidos de oposición se estrenaba en ese proceso electoral, además de que los gobernadores priistas de Oaxaca e Hidalgo se vendieron a Morena a cambio de embajadas en Europa al término de sus respectivos mandatos gubernamentales, como pronto lo comprobaremos.

Deberían recordar los adversarios del régimen de Morena que López Obrador como opositor al PRI y al PAN sostuvo una férrea y larga lucha contra esos dos abanderamientos, sin tregua alguna, durante 30 años (de 1988 hasta 2018), hasta que los sacó de Los Pinos, nadie sabe hasta cuando. Lo hizo por 24 años en el PRD, en el que fue candidato a la Presidencia de la República en dos ocasiones, al cual vació para formar su propio partido, Morena, ganando en su tercera oportunidad.