Por Héctor Sánchez de la Madrid
Como si Colima fuera un paraíso y no estuviéramos sufriendo sobresaltos desde el 25 de enero último cuando se desató un enfrentamiento entre sicarios de distintos cárteles, que no ha parado desde entonces y tiene a los colimenses en vilo, hace una semana en un programa de radio, en una pausa comercial se dejó abierto el enlace por Facebook, el cual difundió una plática personal entre entrevistado y locutor.
Los susodichos, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez y Roberto George Gallardo, durante una entrevista radiofónica, fuera del aire, expresaron opiniones misóginas, homofóbicas, injurias e información confidencial de la Fiscalía General del Estado. En un corte comercial, cerraron la salida de la radio, olvidándose que seguían transmitiendo vía Live Stream, en Facebook, la charla supuestamente privada.
En el diálogo, Arnoldo y Roberto, ante la presencia de José Luis García, lanzaron una serie de adjetivos peyorativos a la senadora Gricelda Valencia de la Mora, a la presidenta de Manzanillo, Griselda Martínez Martínez (ambas de Morena), a algunos coquimatlenses conocidos que se creían amigos de George Gallardo, y a algunas personas que siguen desaparecidas y otras que ya fueron localizadas por la Fiscalía General del Estado.
El desliz mediático todavía permaneció dos o tres días en Facebook hasta que se dieron cuenta y lo quitaron. El lapsus provocó de inmediato un desmesurado escándalo al tratarse del papá de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva y de dos figuras representativas de la Cuarta Transformación, la Senadora y la Alcaldesa. Nunca antes había sucedido en nuestro estado un resbalón parecido, menos del nivel político del entrevistado.
Las reacciones de Valencia de la Mora, Martínez Martínez y organizaciones que apoyan la diversidad sexual no se hicieron esperar fijando su posición y reclamando las ofensas y discriminación vertidas por Arnoldo Vizcaíno y Roberto George. Las redes sociales se inundaron con críticas adversas al político cuauhtemense y el comentarista chigüilinero; nadie salió en defensa de ellos o a tratar de explicar el tropezón cometido.
Fue tanta la presión mediática que Vizcaíno Rodríguez y George Gallardo tuvieron que hacer públicas sus disculpas a quienes agraviaron flagrantemente, pero lo hicieron de forma soberbia como si las víctimas hubieran tenido culpa alguna de los improperios que les propinaron. El primero presumió ser un “hombre de principios y valores”; el segundo que en las expresiones generadas “no ‘tuvo’ dolo”.
¿Cómo creerles si indistintamente pusieron barridas y trapeadas a la Senadora y la Presidenta, así como a varios políticos de Coquimatlán, al igual que a los desaparecidos, tildando a uno de “joto” y a otros de delincuentes, además de descubrir averiguaciones que la Fiscalía General del Estado debe guardar en secrecía? Son sus voces grabadas las que se escuchan, ellos las reconocen, por eso no tienen disculpa ni pueden ser perdonados.
La declaración de Indira Vizcaíno a un programa de radio sobre el tema en mención la hizo como hija y no como Gobernadora —que es la respuesta que nos interesa—, en la que afirma que su papá está en un proceso de deconstrucción, ya que “a sus sesenta y tantos años” (68), hay situaciones que no sabe como resolver, en pocas palabras. Fue clara e hizo bien al deslindarse de sus expresiones misóginas, homofóbicas e insultantes.
Por otra parte, Vizcaíno Rodríguez sufrió el domingo su tercera derrota al haber sido rechazada, antes de que se efectuara la asamblea de Morena, su fallida postulación como presidente del Consejo Político Estatal del partido guinda, aceptando la Secretaría de Formación Política. Se dice que la propia Mandataria retiró su apoyo, también que la presidenta de Manzanillo había preparado un sainete si le daban ese nombramiento. Haber perdido la renovación de las dirigencias del SNTE, Sección 39, y el STSGE, son los otros dos fracasos.
Arnoldo Vizcaíno cada vez aumenta su participación en la vida pública, política y partidaria de la entidad, por consiguiente el estar invadiendo los ámbitos que le competen a la Mandataria estatal, quien ya no siente lo duro sino lo tupido. La gobernabilidad se le ha complicado a Indira Vizcaíno, quien carece de un Gabinete eficiente que le ayude; para colmo, su papá le descompone aún más el entorno estatal, de por si preocupante.
Relaciones parecidas a la de Arnoldo e Indira, entre padre o madre con hija o hijo en puestos importantes en el gobierno, la política, el deporte, la farándula o los negocios, empiezan bien y terminal mal, casi siempre la hija o el hijo acaban por cortar los lazos con su papá o mamá, a pesar de que uno u otra, lo o la llevó al estrellato, como es el caso. Bastantes problemas tiene la Gobernadora para sumar las equivocaciones e intromisiones paternas.