En solfa
Por Héctor Sánchez de la Madrid

Cuando los nazis vinieron a llevarse a
los comunistas, guardé silencio, ya que
no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, ya que no era socialdemó-
crata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté, ya que no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no
protesté, ya que no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie
más que pudiera protestar.
Martin Niemöller.

Cientos de miles de ciudadanos marcharon el domingo en la Ciudad de México, desde el Monumento a la Revolución, por Juárez y 5 de mayo (las autoridades de la CDMX cerraron la Madero), a Palacio Nacional, en apoyo a los trabajadores del Poder Judicial y en contra de la iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador de eliminar a 13 de 14 fideicomisos del Poder Judicial.

Aduciendo privilegios de las y los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación —que no se han probado ni los afecta—, el mandatario federal perjudicaría a 55 mil trabajadores del Poder Judicial en sus derechos laborales. El recorte de los 13 fideicomisos representa 15 mil millones de pesos anuales, el cual es considerado como una venganza con premeditación y alevosía del presidente contra la SCJN.

Desde el 2 de enero de 2019 hasta el 31 de diciembre de 2022 el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea presidió la SCJN sin que chocara con el titular del Poder Ejecutivo, fue un presidente a modo. En marzo de 2019 Andrés Manuel nombra ministra a Yasmín Esquivel Mossa, esposa de J.M. Riobóo, constructor favorito del mandatario, para llevarla a la presidencia de la SCJN el 2 de enero de 2023, hasta que Guillermo Sheridan a poco más de una semana de la elección descubre que su tesis de licenciatura era plagiada.

Con todos los méritos académicos, profesionales y judiciales la ministra Norma Lucía Piña Hernández es electa titular del Poder Judicial, quien de inmediato le regresó al cargo el decoro, la seriedad y la independencia perdidos, provocando hasta ahora el mayor berrinche del presidente López Obrador, quien no ha parado de atacar, difamar y calumniar a la honorable Ministra Presidenta y a los Ministros que la apoyan, por cierto la mayoría, con excepción de los lopezobradoristas Zaldívar, Esquivel y Loretta Ortiz Alhf.

Me es difícil señalar al más grande equívoco legal y político del mandatario federal por la cantidad y gravedad de tantos que ha cometido, sin embargo, me atrevo a considerar la desaparición de los 13 fideicomisos del Poder Judicial como el más importante y de mayores consecuencias de todos ya que le pega al único de los tres Poderes del Estado que ha conservado su independencia del Poder Ejecutivo, el cual, además, está integrado por trabajadores con licenciaturas, maestrías y doctorados en Derecho.

Un agravante más es que el presidente golpea a los trabajadores donde más les duele, en su antigüedad, sus ahorros y sus prestaciones, los cuales de un plumazo los desapareció en la Cámara de Diputados con el voto abyecto de los diputados de Morena, PT y PVEM, faltando solamente que los senadores de los mismos abanderamientos aprueben la propuesta y consuman la barbaridad presidencial, aunque quizás por la injusticia tan grande que se persigue y la solidaridad de centenas de miles de mexicanas y mexicanos con los trabajadores del Poder Judicial que marchamos el domingo reciente en 25 ciudades del país, Andrés Manuel podría recular.

La fobia del mandatario federal contra las y los ministros de la SCJN, así como con todas las autoridades que constitucionalmente tienen autonomía, esto es que no depende su funcionamiento y decisión del Poder Ejecutivo, en esta ocasión llegó demasiado lejos, ya que su ocurrencia de borrar a 13 de 14 fideicomisos del Poder Judicial por privilegios de las máximas autoridades es un salto al vacío porque no los gozan. A quien sí afecta seriamente es a los trabajadores y a sus familias. Se equivocó rotundamente el presidente o lo chamaqueó el colaborador que lo indujo al desaguisado.

Ya explicado el fondo del yerro presidencial en mención, me dirijo a las y los ciudadanos para concientizarlos, para hacerlos entender del grave peligro que corre México y en consecuencia nosotros, nuestras familias y el patrimonio que hemos formado, además de las libertades que tenemos gracias a las conquistas que realizaron nuestros ancestros —muchas de ellas costaron sangre y vidas para lograrlas—, pues todo ello y más podemos perderlo si las y los mexicanos continúan paralizados, por temor o por apatía, ante los embates cotidianos y permanentes del presidente para apoderarse de la nación y convertirse en un poder absoluto y totalitario.

Innumerables amigos, amigas, también familiares, me comentan casi diario a viva voz o por alguna de las aplicaciones de mensajería del celular la situación espantosa que estamos atravesando y que se agravaría a partir del año próximo si Morena retiene la presidencia de la República, sin embargo, faltaron muchos de ellos y ellas en la marcha del domingo último en contra del atropello legislativo que está a punto de cometer el titular del Poder Ejecutivo si los senadores de Morena y aliados votan a favor de su proyecto ya aprobado en la Cámara Baja para formalizar la canallada.

Lo bueno y lo malo que ha pasado en los últimos 60 ó 70 años corresponde a las generaciones vigentes, a las viejas, medianas y nuevas, más a las mencionadas en primer lugar, por razones obvias, sin embargo, la responsabilidad de lo que suceda ahora y en el futuro recae en todas sin distinción de edades o de sexos. Por eso es necesario que los y las ciudadanas comprendan el gran peligro que nos acecha si no salen a manifestarse, a favor de lo positivo y en contra de lo negativo, deben animarse a hacerlo, a perder el miedo, o a controlarlo ya que sentir temor es inteligente, pero no lo es cuando nos domina, al igual que vencer el valemadrismo mexicano que tiene a nuestro México al borde del precipicio bajo el régimen de Morena.

Esta semana pudiera definirse en el Senado el tema de la eliminación de los 13 fideicomisos del Poder Judicial, yo estaría de acuerdo en que desaparezcan los privilegios de quienes los reciben, si es que los hay, en lo cual usted que me lee seguramente coincidirá, no así en que la aprobación afecte a los trabajadores en sus derechos laborales de forma injusta e ilegal, así como a sus familias. De votar los senadores alineados a favor de la iniciativa presidencial, todo indica que será impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación que a su vez podría anular la controvertida y arbitraria petición del presidente López Obrador regresando la relación de los empleados a la situación que tenían con anterioridad.