Adalberto Carvajal
TOQUE DE QUEDA:
Como alguien preguntó atinadamente en las redes sociales, después de escuchar el discurso del gobernador Ignacio Peralta: ¿en Colima hay toque de queda o no?
Uno de los puntos más radicales en la declaratoria de emergencia es el noveno, que ordena “el cierre temporal de centros laborales, empresas, negocios o cualquier otro [espacio] que genere la concentración de personas”.
Sin embargo, entrevistado al salir del evento, el mandatario aclaró que todavía no hay instrucción para el cierre de negocios, aunque la declaratoria entró en vigor este miércoles 18 de marzo a raíz de su publicación en el periódico oficial.
La medida contempla recomendaciones de cierre para giros comerciales no esenciales que, además, supongan la concentración de más de diez personas. En teoría, pues, si una tienda dosifica el ingreso de sus clientes como ya lo están haciendo los bancos, no hay motivo para que la obliguen a cerrar.
Por lo demás, ¿es toque de queda? Si nos atenemos al propósito de la medida que es “evitar que la gente esté en la calle”, obligarla a que permanezca “confinada en su casa” y que no salga más que para ir al trabajo o hacer las compras necesarias, sí.
INFORMACIÓN CONTRADICTORIA:
Es más, la estrategia gubernamental raya en el estado de sitio (suspensión de garantías, como es el derecho al libre tránsito) cuando el Gobernador reconoce que a la gente que pretenda aprovechar estos días de aislamiento social para ir a la playa o a cualquier otro destino turístico o recreativo, se le podrá coaccionar para que vuelva a su casa so pena de multa y hasta cárcel.
En opinión de muchos comerciantes, la declaratoria de emergencia y la declaración banquetera de Nacho se contradicen:
Sólo por mencionar a la fuente de empleo más numerosa de la zona metropolitana capitalina, ¿eso de cerrar “los centros laborales” implica parar la línea de producción en la ensambladora de arneses eléctricos?
¿Van a suspender las grandes obras de construcción en el estado?
En Manzanillo, ¿cesarán labores las empresas que operan en el puerto?, ¿se detendrá la generación de energía en la planta termoeléctrica?, ¿dejarán de enlatar atún en Marindustrias?
Y en los campos de cultivo de Tecomán y Armería, ¿pararán la cosecha y otras labores culturales donde trabajen más de diez jornaleros?
Nada más en estos ejemplos falló el punto decimotercero de la declaratoria, que manda “establecer [las] directrices informativas necesarias a fin de transmitir clara y oportunamente las medidas que se adopten para enfrentar la contingencia”.
LECHE, PAN Y TORTILLAS:
En la reunión del Consejo Estatal de Protección Civil donde se dieron a conocer las medidas que contempla la declaratoria de emergencia, el secretario de Fomento Económico, Walter Oldenbourg, dejó en claro que una de las dos cadenas de tiendas de conveniencia que operan en el estado se comprometió a garantizar el abasto de productos básicos.
Sin embargo, para angustia del sector social, no explicó qué pasará con tortillerías y panaderías. ¿Funcionarán exclusivamente las que se ubican al interior de los supermercados? Y qué decir de los mercados tradicionales y tianguis, las bodegas de frutas y verduras o las carnicerías, ¿estarán abiertos durante la cuarentena?
Aunque el punto undécimo de la declaratoria contempla “dictar medidas de beneficios fiscales a los contribuyentes y empresas radicadas en el territorio del estado”, el gobierno estatal pidió un plazo de 24 horas para responder a las peticiones que hicieron el martes los empresarios que participaron en el Consejo Estatal de Fomento Económico: préstamos blandos y prórrogas en el pago de créditos que otorga Sefidec, exención del impuesto sobre nóminas, devolución oportuna del saldo a favor en el impuesto sobre la renta y, lo impensable, fecha compromiso para el pago a proveedores del gobierno estatal.
RECAUDAR Y REPARTIR:
Por suerte, sobre todo porque estamos en pleno cierre del periodo de recaudación fiscal, si nos atenemos al punto decimoquinto las dependencias o entidades estatales y municipales continuarán su funcionamiento básico, “con la asistencia mínima de los servidores públicos como un tema de continuidad de operaciones”.
Si al estado y a los ayuntamientos le interesa tanto que los contribuyentes no tengan problemas para pagar el impuesto predial, las cuotas del agua, el holograma o, en caso que no aplique el subsidio, la tenencia vehicular, deberían también darse las facilidades para que los beneficiarios puedan acudir a los centros escolares a cobrar los apoyos del programa ‘La escuela es nuestra’ y las becas Benito Juárez para estudiantes del nivel medio superior.
Por el contrario, la prensa oficialista se mostró indignada porque la delegada federal Indira Vizcaíno anunció que entregaría apoyos a los adultos mayores y a los estudiantes del nivel medio superior, en reuniones inevitablemente concurridas.
SÍ ESTUVO LA FEDERACIÓN:
Por cierto, en el consejo estatal de PC, la secretaria de Desarrollo Social, Valeria Pérez, se mostró extrañada por la ausencia de Vizcaíno Silva. Según la titular de Sedescol, los trabajadores de la Secretaría de Bienestar en Colima están nerviosos porque no les han dicho si van a trabajar o no.
Por grillarse a su antecesora en la dependencia estatal, Valeria obvió que ni siquiera el personal a su cargo debería parar. Todos los recursos humanos de la Sedescol deben estar incluidos en el sexto punto de la agenda de emergencia que prevé “la utilización de todos los recursos médicos y de asistencia social de los sectores público, social y privado existentes”.
Tratando de mitigar el efecto que pudiera tener la politiquería de Valeria en las relaciones de la administración estatal con el gobierno federal, el secretario general de Gobierno, Arnoldo Ochoa, reconoció la presencia en el evento del delegado de la Segob, Carlos González Palomino, y de una representante personal de Indira Vizcaíno. Más tarde, el propio Peralta Sánchez lo ratificaría.
LÁVESE BIEN LAS MANOS:
La mayoría de los alcaldes manifestaron su adhesión a la declaratoria de emergencia de viva voz. Pero la edil porteña Griselda Martínez daría su propia rueda de prensa para anunciar la suspensión de los eventos masivos en las fiestas de mayo.
También los dirigentes de las cámaras empresariales en la entidad se sumaron a la estrategia gubernamental, sin hacer eco del desconcierto de comerciantes y prestadores de servicio quienes se preguntan, legítimamente, por qué no aplican para ellos las excepciones a bancos, tiendas de conveniencia e hipermercados en términos de concurrencia.
Si en la gran industria y en los establecimientos comerciales donde la población se abastece de productos no perecederos y alimentos no preparados, se puede reducir el riesgo de contagio al seguir protocolos de seguridad en el trabajo, no hay por qué dudar de la higiene de vendedores de tacos y tortas. También ellos son perfectamente capaces de entender la importancia de limpiar las mesas con desinfectante y ofrecer a sus clientes agua y jabón o, la menos, gel antibacterial.
¡ADIÓS LICITACIÓN!
La gran pregunta que la ciudadanía se hace es si los centros de salud y hospitales del estado tienen los insumos necesarios para enfrentar la avalancha de enfermos que, se supone, van a saturar las instalaciones del sector.
Para curarse en salud, el gobierno estatal ya anunció en el punto siete que “la adquisición de equipo médico, agentes de diagnóstico, material quirúrgico y de curación y de productos higiénicos, así como todo tipo de mercancías, objetos, bienes y servicios que resulten necesarios para hacer frente a la contingencia, sin necesidad de agotar el procedimiento de licitación pública, por las cantidades o conceptos necesarios para afrontarla”. ¡Es el sueño dorado de cualquier director de compras y adquisiciones!
Hablando del sector salud, por una lamentable circunstancia pasé varias horas en el área de urgencias del hospital de zona No. 1 del IMSS. Para entrar a la sala de espera, el guardia te obligaba a desinfectarte las manos con gel de alcohol. Eso está bien, pero dudé de la efectividad de la medida cuando vi telarañas en el murete de la pantalla informativa (evidencia de que nunca han sacudido tan arriba) y las vidrieras chorreadas por dentro (prueba de que los ventanales sólo se lavan cuando llueve).
¿Cuándo pasemos a la fase dos de la pandemia, volverán a instalar en Urgencias un toldo en el estacionamiento para que los pacientes en espera de atención y sus familiares no estén en un espacio cerrado, como hicieron en 2009 en el hospital de avenida de Los Maestros?
Supongo que si es necesario se hará pero, por lo pronto, ¿podrían trapear con pinol el piso de la sala?
Los invito a darle like a mi fanpage: Adalberto Carvajal en Facebook. Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.