Ahora que se estudia e pensamiento humano en modelos computacionales, una de las alternativas para estudiar los mecanismos con los cuales conocemos y pensamos es analizando el proceso analógico: Eduardo Mendiola.
En el marco del Seminario Permanente de Filosofía de la Convivencia que organiza la Escuela de Filosofía de la Universidad de Colima, el profesor de ese plantel, Eduardo Mendiola García ofreció la videoconferencia: “Aproximaciones filosóficas a los procesos mentales. Hacia una fundamentación fenomenológica del proceso analógico y su modelación computacional, que fue atendidad por más de 40 personas.
En su charla, analizó diferentes procesos mentales a través de la fenomenología, retomando principalmente a Edmund Husserl, creador de esta rama de la filosofía. Dijo que actualmente se están realizando muchos estudios referentes a modelos computacionales sobre el razonamiento y el pensamiento humanos, y una de las alternativas para estudiar los mecanismos mediante los cuales conocemos y pensamos, dijo, es analizando el proceso analógico; “el pensamiento por analogía es un recurso que tenemos los seres humanos y que utilizamos en gran medida todos los días, muchas veces sin poner mayor cuidado o atención en ello”.
Para explicar mejor su tema, dio el ejemplo de un cubo representado en una imagen bidimensional, en la cual podemos ver algunos de sus lados, pero no podemos abarcarlo con la vista en su totalidad; “en el caso del cubo tenemos lados que son visibles y otros que están ausentes, pero que sabemos que están ahí. De la misma manera, en la fenomenología también son importantes esas partes que no vemos, porque forman parte de nuestra conciencia”.
También explicó el concepto de “intencionalidad”, que tiene mucha importancia para la fenomenología porque se refiere a todo aquello que esperamos percibir, pero que en el momento no es visible, como en las caras ocultas del cubo; “estamos en presencia de un complejo de cosas presentes y visibles, pero también de cosas ausentes que sabemos que están ahí latentes o potencialmente visibles en algún momento”.
En el marco de los procesos mentales estudiados por la fenomenología, dijo, existen las “intenciones verificadas”, aquellas que observamos en el momento presente y las “intenciones vacías”, que son las partes de un objeto que no estamos viendo; “tenemos así un lado subjetivo, nuestras intenciones vacías o planificadas, y un lado objetivo que se refiere a lo que tenemos allí delante. Es muy importante comprender que las imágenes que tenemos en nuestra conciencia son lo que en la fenomenología se conoce como objeto de conciencia”.
Al retomar el ejemplo del cubo, el académico señaló que a esta figura geométrica podemos girarla y verla desde distintos lados y “perspectivas”, de tal manera que podamos tener una imagen más completa y reconocer su identidad; “descubrimos la identidad del cubo a través de una variedad de apariencias diferentes, temporalmente dadas, y a esas apariencias temporales les damos el nombre de ‘perfiles’ o ‘aspectos’. Podemos decir que un perfil es una presentación temporalmente individual de un objeto”.
Agregó que el proceso mental de la analogía se entiende normalmente como una asociación entre cosas parecidas, pero en el caso de la fenomenología se refiere también a “lo que es diferente a…”, o “lo que es contrastante a…”, ya que el contraste y la diferencia son elementos positivos dentro del proceso del conocimiento. “Dentro de una relación analógica se dan tanto elementos de semejanza como de diferencia. La analogía involucra la diferencia como un factor positivamente sustancial”.
Otros conceptos importantes para la fenomenología, detalló, son la “zona activa” y la “zona pasiva”, que el filósofo Edmund Husserl definió como “las dos semiesferas de una misma totalidad que conforman la conciencia en el ser humano”, siendo la primera de ellas la que se da en los actos más cotidianos de la vida, mientras que “el nivel pasivo tiene lugar en el ámbito profundo y oculto de la conciencia, y no se manifiestan directamente en las eventualidades cotidianas; sin embargo, lo que sucede ahí es fundamental para lo activo. Hay una dinámica entre la semiesfera activa y la semiesfera pasiva, que siempre están en continua relación”.
Habló también sobre el concepto de la intuición dentro de la fenomenología, no como una facultad especial que tengamos en nuestra psique, sino como cualquier forma de darse algo a la conciencia, ya sea por la percepción visible, por el olfato, el tacto o el oído, ya que todos ellos son modos de intuición para la fenomenología; “entonces, intuición es un término genérico para denotar cómo consta a nuestra conciencia aquello a que nos estamos refiriendo”.
Por otra parte, explicó que la “intención” o “intencionalidad” son una serie de actos que buscan dar significación cuando conocemos una cosa, un estado de cosas, una melodía o una persona, por citar algunos ejemplos; “no podemos conocer algo sin que signifique algo para nosotros y a este proceso de significación lo conocemos como constitución del objeto”. Detalló que para la fenomenología de Husserl, el proceso de intencionalidad es intrínseco a la conciencia, ya que ésta no existe sola o por sí misma sino que siempre es “la conciencia de…”, y en ese sentido, “la conciencia es definida fenomenológicamente por su dirección intencional hacia las objetos”.
El conferencista señaló que el aporte de la fenomenología para fundamentar el pensamiento analógico es que proporciona a dicho proceso otras dimensiones, además de la semejanza o la similitud, como serían las diferencias, los contrastes y la continuidad.
Finalmente, dijo que en la actualidad se está estudiando el proceso analógico de la conciencia a través de redes neuronales artificiales y mediante programas computacionales que procesan una inmensa cantidad de datos que van comparando y que arrojan unidades de salida; “es un proceso similar a lo que ocurre en nuestra conciencia, que se va alimentando de experiencias y cada vez las va a afinando más, en tanto que hay una intencionalidad dirigida hacia un cierto objetivo”.