*Lo que ocurra en la fauna y flora silvestre de los ecosistemas naturales durante los próximos 15 o 20 años, determinará lo que sobreviva en los siguientes siglos y su impacto en la especie humana”, afirmó el investigador de la UNAM en una charla virtual.

 

“Las nuevas estimaciones indican que las especies que se perdieron en 100 años debieron haberse perdido en 50 mil”, dijo Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM durante su charla virtual “La sexta extinción de especies y el futuro de la humanidad”, que dictó ante estudiantes y docentes de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (FCBA), en Tecomán.

 

Explicó que la extinción de especies y poblaciones silvestres es un tema de enorme importancia; “sabemos que el cambio climático es una de las mayores amenazas para el ser humano, pero pocos sabemos que la extinción de especies también es una amenaza y de mayor urgencia, en el sentido de que es más inmediata. Lo que ocurra en la fauna y flora silvestre de los ecosistemas naturales durante los próximos 15 o 20 años, determinará lo que sobreviva en los siguientes siglos y su impacto en la especie humana”.

 

Por lo anterior, recordó que la conservación de especies es importante para el buen funcionamiento de la naturaleza, especialmente por los denominados servicios ambientales, “que son esenciales para que exista vida en la Tierra, y provienen del buen funcionamiento de los ecosistemas gracias a las plantas y animales silvestres, así como microorganismos”.

 

De los servicios ambientales, continuó, “depende la combinación correcta de los gases en la atmósfera para que sea posible la vida en la tierra. Otro ejemplo de esto mismo es la conversión de la energía solar a cargo de las plantas en energía accesible a todos los organismos vivos del planeta. También está la polinización. En cuanto a la prevención de catástrofes, sabemos que si se quita un manglar y llega un huracán, el lugar sufre afectaciones graves. En cambio, el manglar mitiga el impacto del viento y las oleadas”.

 

No solamente hay una gran extinción de especies, añadió, sino que también se están perdiendo grandes poblaciones; “decimos que una especie se extingue cuando muere el último individuo, pero antes se pierden muchas poblaciones. Entonces, la pérdida de estas poblaciones es mucho o más numerosa que la de las especies”, precisó.

 

En este sentido, informó que desde 1970 se ha perdido el 70 por ciento de los animales silvestres a consecuencia del crecimiento de la población humana, del consumo y las tecnologías ineficientes: “Los mercados húmedos y el tráfico de especies ha influido en el aumento de la pérdida de dichas poblaciones; en China se usan más de 100 millones de animales silvestres, los cuales generan 74 mil millones de dólares en ganancias y emplean a 14 millones de personas. Esto también afecta a la salud humana porque la aniquilación biológica nos ha llevado a situaciones como la del COVID-19, el Sida, Ébola o la Fiebre de Lassa”.

 

Una manera de prevenir este problema, agregó, “es que investigadores, estudiantes e interesados se vuelvan actores y dejen de ser espectadores. Debemos aplicar conocimiento para resolver estos problemas; es importante hacerlo, porque al tener elementos científicos aportamos este conocimiento para salvar tanto los ecosistemas como las especies, y así también salvamos a la civilización de un colapso en las siguientes décadas”.

 

“En Colima, por ejemplo, mucha de la vegetación original ha sido destruida. Se tendría que proteger la vegetación natural y, además, bajo ninguna circunstancia podemos tener animales silvestres como mascotas”, concluyó.