Por Esteban Cortés Rojas

= La ley y la justicia torcidas contra “los que sí hacemos algo por nuestro país” = AMLO no les entrega a los de Ayotzinapa ni un costal de huesos, pero sí un chivo expiatorio = El gobierno buchón

De tantas opiniones, críticas, comentarios y cuestionamientos, tanto de políticos como de periodistas y simples mirones, que hemos escuchado, visto y oído en torno a la aprehensión del ex procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, me quedo con lo que dijo Omar García Harfuch, secretario de seguridad ciudadana de la Ciudad de México.

Omar dijo al respecto, con esa seguridad que da el saber que lo expresa bajo la más nítida objetividad y el mayor sentido de la franqueza: “Detengan a quien hizo daño a los jóvenes (estudiantes normalistas de Ayotzinapa) en lugar de arruinar vidas y reputaciones de los que sí hacemos algo por nuestro país”. Palabras demoledoras y aplastantes pero muy merecidas, dedicadas, sin ninguna duda, al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador y a su fiscal general (de él, de López, que no de la república), Alejandro Gertz Manero, autores intelectual y material, respectivamente, de la aprehensión de Murillo Karam a quien hace alusión Omar cuando dijo a “los que sí hacemos algo por nuestro país”.

García Harfuch respondió así al señalamiento de su presunta participación en una reunión en la que se habría fraguado la “verdad histórica”, reunión presuntamente urdida por Murillo Karam, lo cual ha negado Omar al igual que el ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, dejando a los autores de la versión de dicha reunión (AMLO, Alejandro Encinas y Gertz) como una punta de mentirosos, engañabobos y embusteros que solo actúan por instintos estomacales de venganza.

López Obrador prometió hace un año a los familiares de los ayotzinapos desaparecidos -con esa desvergonzada ligereza de lengua y esa irresponsabilidad que le caracterizan-, devolvérselos con vida, cuando todo el país y los propios dolientes sabían que eso era imposible a siete años de que los habían masacrado en el basurero de Colcula al ser secuestrados por órdenes del alcalde José Luis Abarca -amigo de López Obrador-, y entregados al grupo criminal Guerreros Unidos quienes los asesinaron, incineraron y esparcieron sus cenizas en el río contigua al basurero. No pudiendo entregarles a los familiares ni siquiera un costal de huesos, López Obrador les entrega una camionada de mentiras y un chivo expiatorio: el procurador que investigó el caso, que es acusado ahora de desaparición forzada (ya de eso no sería culpable el amigo Abarca, a quien seguramente no tarda en dejar en libertad como han sido dejados en libertad todos los involucrados en el asesinato masivo, en tanto se persigue a quienes los capturaron, como Tomás Zerón), acusado además de tortura y de actos contra la administración de justicia.

Esa es la justicia de la 4t, en la que los culpables criminales son protegidos y cobijados, en tanto los que   “sí hacemos algo por nuestro país”, como dijo García Harfuch, son perseguidos y sometidos a la ley y la justicia de un gobierno tirano, dictatorial, autocrático, muy vengativo y desvergonzado a más no poder.

MESON.- En la entrega anterior califiqué de “buchón” al gobierno estatal que encabezan en orden estrictamente jerárquico Arnoldo Vizcaino Rodríguez y su hija Indira Vizcaíno Silva. Un amigo me pregunto por qué ese calificativo. Esta es una respuesta rápida y sencilla: en varios estados del norte del país se les llama buchones a los narcos. La figura del buchón aparece en un momento de crisis, desempleo, inseguridad, de un Estado frágil envuelto por la mediatización, las respuestas frívolas, la apuesta por lo efímero y la falta de un proyecto de vida para los jóvenes a los que les seduce acercarse a los modelos de la narcocultura. Los buchones o buchonas son una connotación descriptiva (y despectiva) hacia un estilo de vida identificado con una de las expresiones culturales más controversiales y oscuras de las últimas décadas: la narcocultura. Buchona es una forma de describir a las extravagantes novias, esposas, amantes o acompañantes de narcos (buchones) que gustan de lujos y atuendos extrafalarios. En resumen, el significado de buchonas se refiere a las personas a las que se les hincha el buche de vanidad y vulgaridad. En Colima, con la reciente narco elección, ha venido ganado espacio público la gente que se identifica con la forma de ser del buchonismo que impone la corrientez y la vulgaridad como máxima regla. Diga si no tienen ese comportamiento muchos de los integrantes del gabinete estatal ¡Arrieros somos!