*Walter W. Cortez, de la Universidad de Guadalajara, dictó la confererncia “Distribución del ingreso, pobreza y muertes en tiempos del SARS-Cov2: un análisis para México”.
En las muertes por COVID-19 ocurridas en México, más que influir el nivel de pobreza de una localidad o municipio, lo que las determina es el nivel de desigualdad, según el estudio que presentó el investigador Willy W. Cortez, del Departamento de Métodos Cualitativos de la Universidad de Guadalajara, durante el VIII Coloquio de la Red de Investigación sobre Fluctuaciones Cíclicas y Crecimiento Económico (RIFCCE) que organizó la Facultad de Economía este fin de semana, de manera virtual.
Este investigador dictó la conferencia plenaria: “Distribución del ingreso, pobreza y muertes en tiempos del SARS-Cov2: un análisis para México”.
Con datos que por momentos parecen ir en contra del sentido común, como reconoció el propio investigador, encontró que vivir en municipios de mayor pobreza disminuye las posibilidades de morir por esta enfermedad, pero que eso no ocurre en municipios con una mayor densidad poblacional y sobre todo con notoria desigualdad, ya que allí aumenta el número de muertes por el virus del SARS-Cov2.
En los municipios con mayor desigualdad, agregó, se suma al factor pobreza, como elemento decisivo en los fallecimientos por COVID-19, el hecho de que no se tiene acceso a servicios de salud, que las personas no tienen seguro social y que existe rezago educativo, con un considerable número de personas mayores de 15 años sin educación básica.
En cuanto a género, dijo, se contagian igual hombres que mujeres, aunque el mayor número de muertes es de hombres, un 62.5% de ellos contra un 37.5% de mujeres. Respecto a los contagios, éstos afectan más a personas entre los 28 y los 50 años, aunque las muertes ocurren más en personas entre los 56 y 74 años de edad.
México, añadió, no sólo es uno de los países más desiguales del mundo, “donde más de la mitad de la población vive en pobreza”, sino también una de las economías con la tasa de mortalidad por COVID-19 más alta a nivel mundial, según datos publicados por la John Hopkins University; además, “desde que inició la pandemia, las medidas de distanciamiento social tuvieron un alto costo económico, que impactó en caídas significativas del PIB”.
Durante el segundo trimestre de 2020, agregó, la economía mundial cayó en un 4.9%, la economía de los países que integran la OCDE lo hizo en un 9.8% y la de nuestro país cayó en un 18.1 por ciento.
“El impacto negativo de las medidas sanitarias sobre el empleo e ingreso -dijo por último- no se ha distribuido de manera simétrica en todos los grupos de la población; por este motivo, los más afectados han sido quienes trabajan en los sectores comercio y servicios, en el sector informal y sin seguridad social; esto es, sin servicios médicos. Esta situación ha inducido al aumento de la pobreza”.