El gran perdedor, las segundas oportunidades y el discreto ganador

Rogelio Guedea

 

Los resultados electorales se dieron a conocer, finalmente, y nos dejan no solo varias sorpresas, sino, sobre todo, muchas enseñanzas. Habría que empezar diciendo primeramente lo más obvio: que el gran perdedor de esta contienda electoral fue Movimiento Ciudadano (MC), o mejor sería decir Locho Morán, pues desde hace mucho tiempo MC se convirtió lamentablemente en una suerte de empresa familiar lochista. MC no ganó ni una sola diputación local y federal, ni mucho menos una alcaldía, ni por supuesto la gubernatura.

El error de Locho Morán no sólo fue el despliegue de una soberbia que a mí, en lo personal, me desconcertó mucho, sino el haber hecho alianzas que eran antinaturales para MC y, particularmente, para la moral de Locho Morán, quien había logrado consolidar una percepción de hombre honesto e incorruptible. La peor de estas alianzas fue haber integrado a Héctor Insúa como coordinador de su campaña, ex panista al que no hacía mucho había acusado de corrupto, soberbio e inepto, y fue notorio –se vio a lo largo y ancho de las redes sociales- que uno de los mayores reproches que le hicieron a Locho Morán fue precisamente esa incongruencia con la que había actuado al definir con estos personajes su nuevo proyecto político.

En segundo lugar, habrá que decir que las segundas oportunidades se las dieron a Morena, pues pese a que la victoria por la gubernatura recayó en Indira Vizcaíno, quien logró terminar con casi cien años de priismo local, en gran parte gracias al todavía impulso lopezobradorista, lo cierto es que Morena no logró arrasar ni en el Congreso local (como lo hizo en las elecciones pasadas, que obtuvo 15 de 16 curules) ni en las alcaldías (como en algún momento se pensó), ni en las diputaciones locales.

En el Congreso local se hizo de un total de nueve lugares y en las alcaldías repitió con dos (Manzanillo y Tecomán) y se hizo de dos nuevas (Armería y Coquimatlán). Con respecto a las diputaciones federales, perdió una (la de Vladimir Parra, a quien le cobraron cara la factura por todas sus mentiras y actos de corrupción cometidos durante su paso por el Congreso local) y ganó una (la de Rosy Bayardo, que repitió). Pero resulta notorio ver cómo, además, los candidatos impuestos tanto por Indira Vizcaíno (los más visibles: Andrea Naranjo, ligada al priista Rogelio Rueda, Gisela Méndez y Marisol Neri) y los impuestos por Vladimir Parra (los más visibles: Marisa Mesina, Alejandro González, Grecia Navarro) fueron castigados con el voto popular, mientras que muchas caras nuevas morenistas (esto es aquellas que no venían cargando con acusaciones de corrupción  o sombras de desprestigio) lograron imponerse, y gracias a eso pudieron mantener una presencia importante en el Congreso local.

Esta es una enseñanza que los morenistas no deben obviar para las próximas intermedias. Finalmente, queda hablar del discreto pero firme ganador de esta elección: la alianza “Va x Colima” (conformada por el PRI, PAN y PRD). A pesar de muchos de sus sepultureros, que los consideraban muertos y querían enterrarlos en estas elecciones definitivamente, resultó que no sólo resultaron insepultos sino, además, que muchos de sus frentes resucitaron. Si bien perdieron la gubernatura, lo ganado en las alcaldías (cuatro: Colima,  Villa de Álvarez, Comala y Cuauhtémoc) y su presencia en el Congreso (con seis curules) los ponen como la segunda fuerza política más importante de la entidad, y de hacer un buen trabajo en los próximos tres años (aprovechando el desgaste que ya traerá el gobierno federal) podrían revertir de nuevo la tendencia. Pero sólo si no se ensoberbecen como les ha pasado ya en lides anteriores.

Finalmente, los que esperaban linchar al gobernador Nacho Peralta acusándolo de ser el causante de los funerales del priismo local, resulta que ahora tendrán que reconocerle ser parte de este triunfo aliancista. Resta decir nada más que vienen tiempos interesantes para Colima y los que nos dedicamos a reflexionar sobre sus aconteceres, aquí seguiremos (contra viento y marea) luchando para que los colimenses puedan seguir teniendo los gobiernos y los servidores públicos que se merecen.