Indolente y negligente

 

Raúl Merced Lares

 

Lo dicho: el presidente López Obrador llegó después a la pandemia y se va antes de que se termine.

Pese a las cifras que empezaron a registrarse en marzo por el coronavirus en el país, el presidente ignoró toda advertencia y recomendación de iniciar las acciones de prevención y de atención del Covid-19, tal como sí se hizo en varios estados de la república, entre ellos Colima, en donde los gobernadores decretaron emergencias estatales e iniciaron la aplicación de las primeras medidas sanitarias para mitigar el virus.

En cambio, aunque decía falsamente que sólo hacía caso a los técnicos y médicos, el presidente mandó por un tubo a su propio subsecretario de Salud que entonces recomendaba las medidas sanitarias para prevenir el coronavirus al emprender la jornada nacional de sana distancia que apenas va a terminar este 30 de mayo. Pese a las sugerencias de cuidarse y cuidar a los demás, López Orador siguió sus giras de trabajo por los estados y hasta invitaba a la población salir a distraerse y convivir juntos en sitios públicos en donde se han aglomeraciones.

Debido tal vez a los innumerables cuestionamientos que realizaron medios, organizaciones y ciudadanos a conducta tan terca y equivocada, el presidente tuvo que suspender sus giras de trabajo y confinarse en Palacio Nacional, pero sin anunciar o implementar medidas correspondientes como adquirir y otorgar equipo para protección del personal de salud e insumos y materiales para la atención de los pacientes. Antes de iniciar con tales acciones en abril, el presidente hizo un paréntesis muy costoso de aproximadamente 15 días, entre marzo y abril, que desgraciadamente empezó a costar más vidas de pacientes y de trabajadores de la salud.

En lugar de adentrarse en la atención de la pandemia y hacer anuncios en torno al tema, el presidente declaró que la pandemia le venía como anillo al dedo a la cuarta transformación y junto con su gobierno se dedicó a minimizar la pandemia y todos los problemas que se venían generando en torno a ella, principalmente por la falta de insumos, materiales y equipos para la atención de los pacientes, así como por la evidente insuficiencia de equipo de protección del personal de salud que ha estado en la primera línea de esta batalla.

Y para terminar su indolente y negligente actuación, el presidente abrió un nuevo frente diciendo a principios de mayo que ya había domado la pandemia para enseguida ser secundado –obviamente por instrucciones suyas- por el subsecretario de Salud con otra frase parecida al declarar que ya se estaba aplanando la curva de la misma. Y no sólo eso, López O. dijo después desde Palacio Nacional que ya se veía la luz al final del túnel, justo cuando se estaba  dando el ascenso rápido de la pandemia y no se veía el “pico” de la misma por ningún lado.

Y para cerrar con “broche de oro”, pese a este panorama peligroso para la salud y la vida de los mexicanos, el presidente anunció su plan de reactivación de las actividades en lo que llamó el regreso a la “nueva normalidad” para el 18 de mayo en los llamados “municipios de la esperanza” y para este uno de junio en las actividades productivas y económicas, el cual, por cierto, ha sido ignorado en estados y municipios al continuar con el aislamiento social, pero también al observarse un aumento de la movilidad de las personas en muchas partes del país, con los riesgos y consecuencias que esto acarrea.

Lo lamentable es que el presidente acaba de advertir que, pese a todo, llevará a cabo su plan, tal como lo dio a conocer hace dos semanas, en el sentido de reabrir el próximo lunes uno de junio las actividades productivas y económicas en el país. “Inicia la última semana de la etapa de Sana Distancia, ya sólo es esta semana, y agradecerle mucho a la gente por su buen comportamiento”, dijo López O. este lunes al hacer al mismo tiempo un llamado incongruente a los ciudadanos a no confiarse y no relajar las medidas de aislamiento y prevención.

Sin duda, lo anterior causará el desbordamiento de algo que ya se viene dando y que en las últimas dos semanas se ha acentuado más en todo el país: el abandono del confinamiento o la movilidad de una inmensa cantidad de personas, en perjuicio de estados como Colima que aún no han entrado a la fase 3 o de brotes epidémicos del Covid-19 como el de Manzanillo.

No sería descabellado pensar que el presidente le apostó en esta pandemia a la “inmunidad de rebaño”, que supone peligros para las personas, pues con esta “estrategia” se deja que se infecte un  número suficiente de personas y que éstas superen la infección en forma clínica o subclínica, para adquirir tal inmunidad que el virus no encuentre fácilmente a personas susceptibles a las cuales seguir infectando, con lo que se cortaría la transmisión del mismo, en lo que es un sacrificio involuntario que sin embargo ha fracasado en países donde se ha implementado, como Suecia o Inglaterra.

Como el presidente está por decretar literalmente en estos días el fin de la pandemia en México, no se necesita esperar a que terminen los casos por Covid-19 ni hacer un profundo análisis para hacer una rápida evaluación de la actuación del presidente López O.: tuvo una actuación indolente y hasta negligente ante la pandemia, como la ha tenido en otros temas como la inseguridad y la economía. Y esto, a final, causaría alrededor de 100 mil infectados y de 10 mil muertos en el país, por arriba de lo proyectado oficialmente por el conocido subsecretario de Salud.

 

REPESCA

 

YA SE rebasaron los 100 casos positivos de Covid-19 en el estado y se abre la posibilidad de que haya más brotes epidémicos y sea decretada la fase 3 de la pandemia, lo que implica la aplicación de otras medidas más fuertes. Quienes piensen que la pandemia ya fue domada o aplanada y que el riesgo ha disminuido, están equivocados, porque aún no se ve la luz al final del túnel, sino una oscuridad que dejará más casos y más muertes….. A LA alcaldesa de Manzanillo se le ocurrió decir que va a reactivar, hasta ahora, los operativos que había implementado en los establecimientos para evitar la  propagación del Covid-19, pese a que la situación del coronavirus en el municipio es preocupante desde hace un mes y debieron permanecer desde entonces las medidas de vigilancia. Ane esto, el Gobierno del Estado tuvo que intervenir y hacer el trabajo que debería hacer el gobierno de Morena en el puerto para hacer entender a la alcaldesa de que tendría que haber sostenido los operativos, tal como se realiza puntualmente en otros municipios…. EN ESTE contexto, es acertado el llamado que hace a los villalvarenses el alcalde de Villa de Álvarez, Felipe Cruz Calvario, a cuidarse más y extremar las medidas preventivas, en base a las recomendaciones de la Secretaría de Salud. Y es que el municipio sopero tiene ya casi todos los indicadores de la pandemia: una defunción, 2 casos confirmados, 7 casos sospechosos, 7 recuperados y 88 casos negativos, lo cual lo coloca como uno de los municipios en donde se puede registrar un brote epidémico.