En solfa
Por Héctor Sánchez de la Madrid
A partir del 12 de junio reciente cuando la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz se presentó en Palacio Nacional con la resolución del amparo que le daba el derecho de réplica a la acusación del presidente Andrés Manuel López Obrador en su mañanera de haberse opuesto a las pensiones para adultos mayores y le fue negado por el autócrata de Palacio Nacional, nació una esperanza para millones de mexicanos en los comicios de 2024.
De esa fecha hacia atrás había una aceptación tácita de quienes nos oponemos al mal gobierno presidencial de la 4T de que el año próximo Morena retendría el máximo cargo público en el país, puesto que la oposición se encontraba aletargada al igual que los aspirantes presidenciales de esos partidos junto a los pertenecientes de las organizaciones ciudadanas y sociedad civil, hasta que apareció la política apartidista de Hidalgo.
Los prospectos del PRI, PAN y PRD guardaban una calma chicha, salvo Enrique de la Madrid Cordero quien desde 2021 había coptado a los medios tradicionales y redes sociales para desarrollar una intensa y moderna campaña que lo posicionó por encima de todas y todos los precandidatos hasta que al viejo estilo priista fue sacrificado por la cúpula tricolor (Alito Moreno y dirigentes estatales) para favorecer a Beatriz Paredes Rangel.
En el camino habían quedado figuras políticas de distintos abanderamientos y de la propia ciudadanía que carecían de capacidad y méritos que aprovecharon la oportunidad de registrarse como aspirantes con el deseo de tener un chispazo de fama y quedar registrados en los anales de la historia. El gusto les duró unas cuantas semanas hasta que la realidad, siempre dura y cruda, las y los puso fuera de la contienda, antes de empezar.
El juego estaba claro, los directivos priistas nacional y estatales consiguieron miles de votos de sus agremiados para sus entonces prospectos Beatriz y Enrique, solamente que la mayor parte fue para la primera, mientras que para el segundo eran menos con el objetivo de que en la segunda ronda fuera eliminado y quedara únicamente Paredes Rangel, tal y como sucedió, que sumaría todos los apoyos, al menos en teoría.
Al pasar Xóchitl y Santiago se dividirían los sufragios panistas y entonces sería fácil ganarles a ambos. La misma Beatriz en uno de los foros refirió que era conveniente para el proceso del Frente Amplio por México que Creel continuara hasta el final, sugiriendo que no declinara por Gálvez, evidenciando temor a que el ex secretario de Gobernación de la administración de Vicente Fox se sumara a su ex compañera de trabajo.
A alguna gente inteligente y experimentada se les olvida que sus colegas o adversarios también lo son y subestiman lo que unos u otros piensan y programan igual o parecido a ellos, en ocasiones hasta mejor inclusive. Por eso los panistas se dieron cuenta de la jugada de los tricolores y se abocaron a platicar con Santiago para convencerlo de la conveniencia de que declinara por Xóchitl para ganar la contienda del FAM.
Bastante hizo Gálvez en salir arriba en la primera y segunda vueltas sin la ayuda de un partido político, ya que el PAN trabajó por Creel y el PRI laboró por Beatriz. Xóchitl ganó las dos rondas con el apoyo ciudadano principalmente y un poco del voto partidista, ahora, respaldada por el abanderamiento que le dio su primer cargo público, una diputación federal, una delegación en la CDMX y una senaduría se dirige con firmeza a la candidatura presidencial del FAM.
Quedan dos foros pendientes en donde debatirán dos mujeres mexicanas valiosas, con un origen parecido pero con formación diferente, la experiencia está del lado de Beatriz, sin embargo, también el desgaste de una vida partidaria, política y administrativa extensas; por otra parte se encuentra Xóchitl con una carrera menor aunque suficiente en el servicio público y una práctica exitosa como empresaria. Cualquiera sería una gran presidenta de la República.
Hay dos aspectos que las diferencian, el primero es la conectividad asombrosa que Xóchitl tiene desde que López Obrador le cerró las puertas de Palacio Nacional, convirtiéndola de inmediato en un fenómeno político-social y una aspirante natural a la candidatura presidencial; el segundo es que Gálvez cuenta con los atributos personales para enfrentar y resolver los embates que desde Palacio Nacional el presidente le enviará para descarrilarla en apoyo de su pupila y candidata Claudia Sheinbaum Pardo, pero sobre todo para ganar la presidencia de México.
Por eso debemos felicitar y reconocer el gesto noble, inteligente y maduro de Santiago Creel de retirarse de su aspiración legítima de alcanzar la nominación del FAM que postulara a quien contenderá por la presidencia de la República en 2024 contra el presidente, la 4T, Morena y Sheinbaum, tarea nada fácil que se simplificará con el apoyo de las y los mexicanos que anhelamos un México libre, unido, seguro, democrático y feliz, rumbo completamente contrario al que nos lleva el mandatario actual y la marioneta que quiere imponer. Bien haría Beatriz en levantarle la mano a Xóchitl antes del 3 de septiembre, fecha en la que se dará a conocer el nombre de quien se convirtió en la esperanza nacional y en 2024 será la primera presidenta de la República.